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Estrategias para abordar la escritura (del primer borrador) de nuestra novela

Publicado el 27 enero 2014 por Escrilia @escrilia

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Usted se decidió a escribir seriamente y ha seguido punto por punto las indicaciones de cómo escribir una novela en su etapa de planificación: Ya tiene su idea, su tema, su premisa, su lista de personajes principales y escenarios, definió su punto de vista y hasta ha escrito un argumento bastante pulido. Bueno, se pregunta… ¿Y ahora qué?

A diferencia del artículo que hablaba de la actitud que se debe tener al iniciar la escritura del primer borrador de nuestra novela, aquí pretendo definir, de un modo más pragmático, algunas estrategias que existen para escribir.

Como ya sabemos, es bastante complicado llegar a buen puerto si decidimos escribir sin más, sin un plan de avance. Esto va decididamente en contra de la concepción romántica que se tiene de los escritores, que se sientan a sufrir frente a la pantalla y, al cabo de cierto tiempo de aporrear teclas, ponen la palabra FIN y todos contentos: Obra maestra. Pues no, tomando una actitud más profesional, la etapa de escritura (luego de una buena planificación, no me cansaré de repetirlo) se puede abordar de las siguientes maneras:

- El avance simultáneo
- La escaleta
- De lo general a lo particular
- Los portales
- Las líneas personales

Seguramente habrá otras (infinitas) maneras de escribir y también diversas variantes y combinaciones de las que les comento aquí. Cada escritor adopta una particular forma de crear que funciona para él y a veces ni siquiera es consiente del método que sigue.
Ahora vayamos a hilar un poco más fino en éstas estrategias:

El avance simultáneo
Esto es lo más parecido a la escritura en su concepto romántico. El escritor (si bien ya tiene delineado si argumento) va avanzando junto a su manuscrito, página a página. Construye el relato de la misma manera en que los lectores luego lo van a percibir.

En esta estrategia, usted escribe página a página, desde el primer capítulo hasta el último sin atajos, guiándose por su argumento como si fuese un mapa de carreteras, haciendo buena la frase de Edgar Lawrence Doctorow:

“Escribir una novela es como conducir un coche durante la noche. Usted sólo puede ver hasta donde alumbran los faros del automóvil, pero se puede hacer todo el viaje de esa manera.”

Y se puede llegar al destino seleccionado. Escribiendo de esta manera irá descubriendo el paisaje mientras avanza. Es una forma de escribir más adecuada a las novelas basadas en personajes, en las que las actitudes, elecciones, emociones y aprendizaje del protagonista cuentan más que los resultados en sí. Usted acompañará el crecimiento de sus personajes y vivirá al mismo tiempo los detalles de sus días.

La escaleta
Esta es la técnica que enseñan en la mayoría de los talleres de escritura de novelas. Consiste en dividir nuestro argumento en su estructura básica: Planteamiento, nudo y desenlace. Luego subdividimos estos tres actos en los capítulos que los componen, más o menos por extensión, cuidando de respetar las proporciones de la estructura clásica. Una ayuda es sintetizar los capítulos en una o dos frases, de la forma en que antiguamente se ponían sus nombres:

“…Capítulo VI: Del donoso y grande escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo
Capítulo VII: De la segunda salida de nuestro buen caballero don Quijote de la Mancha
Capítulo VIII: Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación…”

Una vez hecho esto, escribimos de forma escueta, informativa (al estilo periodístico) todas las escenas que pensamos que incluirán los capítulos. Terminaremos con una versión desarrollada de nuestro argumento original, ésta es la escaleta, con alrededor de una página por capítulo. A partir de aquí lo que deberá hacer es tomar cada una de las escenas y desarrollarla de forma literaria, siguiendo el método de la escena perfecta.

De lo general a lo particular
Este es un método de diseño para muchas ramas del arte, la ciencia y la tecnología. Consiste en ir acercándose a la historia como si al principio la viéramos desde lejos y aumentando paulatinamente el nivel de detalle percibido. Cuando vemos nuestra novela desde la distancia, sólo podremos observar su estructura, su tono, y dos o tres hechos que destaquen de ella, no mucho más. Creamos con esto un boceto y delineamos a grandes rasgos lo que queremos contar (éste paso ya lo habremos hecho si tenemos terminado el argumento).

Luego nos acercamos y vemos con mayor definición otras escenas que complementan y soportan estos rasgos iniciales. Cuando tenemos esas escenas escritas de forma rápida comenzamos a agregarles características definidas de psicología de personajes, escenario y diálogo.

Aquí podemos escribir las escenas importantes, esas que nos vienen constantemente a la cabeza cuando pensamos en nuestra historia y que, de tanto proyectarlas en nuestra mente ya tenemos bastante definidas. La escena del encuentro, las escena del asesinato, la escena de la muerte. Podemos definir esas imágenes que nos llevaron a escribir ésta historia en particular y no otra. Una vez que saquemos esos eventos trascendentes de nuestro sistema nos dejará la mente despejada para “ver” escenas menos trascendentes, pero igualmente importantes para nuestra trama.

Nos empezamos a acercar. Surgen los detalles que sirven de conexión entre esas escenas importantes, primero de forma vaga (Por ejemplo: Entre esta escena y esta otra, nuestro personaje pierde la entrada al teatro) y luego más definida (cuando sale del taxi y paga, se le cae del bolsillo) Y más (llovía, fue justo en frente del cartel publicitario con la cara de ella, parecía que lloraba) Y más (Las luces del cartel se reflejaron en la entrada que quedó tirada junto al semáforo… etc)

De esta manera conseguimos una visualización siempre completa de la historia y lo que hacemos es ir agregándole detalles hasta conseguir el nivel deseado de inmersión.

Los portales
Hay ciertos puntos de la historia que tenemos claros y que son completamente necesarios para arribar al resultado que queremos. Primero nos concentramos en ellos tratando de definir todos aspectos de la historia que necesitamos en ése momento preciso.

Por ejemplo, sabemos que nuestro personaje viajará a Suiza y definimos el portal de su salida en el aeropuerto. En ese momento él estará emocionado por comenzar una nueva etapa de su vida, viaja con poco equipaje porque es muy previsor y se ocupó de enviar lo necesario antes. Tiene cierta tristeza por abandonar a sus padres, pero a la vez su novia le había destrozado el corazón y le viene bien alejarse de todo… etc.

Definiendo una serie de momentos de éste tipo a lo largo de nuestra historia sabremos qué estado emocional, psíquico y físico tiene cada personaje y en qué sitio y situación se encuentra al llegar a ese portal específico. Se consigue con ello no perder el rumbo en medio de la escritura creativa, es como seguir un GPS, a trescientos metros doblamos a la derecha, entonces habrá que escribir el tramo intermedio y dejarnos en posición de poder hacer esa maniobra.

Para conectar los portales una vez definidos se puede utilizar el sistema de avance simultáneo (pero con destino fijo) porque en realidad no sabemos aún los eventos específicos que llevan a nuestros personajes desde un portal al siguiente. También se puede usar otros sistemas, siempre y cuando nuestra historia pase por esos portales intermedios del modo que habíamos dispuesto al principio.

Las líneas personales
Lo que hacemos al seguir esta estrategia es separar la historia particular de cada personaje y crear una línea temporal individual, en orden de importancia. Primero definimos nuestro protagonista y apuntamos qué hizo en cada momento mientras dura la ventana de tiempo de la historia, del principio hasta el final. Luego tomamos el personaje que le sigue en importancia y hacemos lo mismo, empezarán a aparecer cruces entre la línea del protagonista y el segundo personaje. Este segundo personaje suele ser el antagonista (en una novela de misterio) o la pareja (en una romántica). Con el tercer personaje empezaremos a definir más cada uno de los dos anteriores.

La ventaja de seguir a cada personaje de esta manera es que nos ayuda a definir esa nebulosa que es la historia general en un principio y a ubicar cada uno de los actores en un momento específico. Porque cuando está pasando algo a la princesa no se congela ni desaparece el resto del mundo.

Cada anotación en la línea temporal es potencialmente una escena y sirve para organizar el argumento final, tomando escenas de cada línea y construyendo así la trama de la historia principal y las subtramas. De allí en más hay que crear las escenas desde las anotaciones elegidas. Las que no entren servirán de información adicional sobre el personaje.

Esta estrategia es muy útil para complicadas tramas de misterio, donde usted como autor debe tener en claro dónde estaba cada personaje y qué hacía en todo momento. También es aplicable a las ficciones de época en las que pasan gran cantidad de años y a las series de novelas sobre un personaje, donde sin una guía de este tipo se suele caer en contradicciones o imposibilidades.

Y usted ¿utiliza alguna de estas estrategias de escritura? ¿Utiliza otro método?


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