Casi todos los españoles creen que el PP ha tomado al asalto TVE para manipularla tras retirar a las estrellas informativas de los últimos años, presentadas por el pensamiento socialdemócrata como maestras de la objetividad.
La principal víctima es Ana Pastor, 35 años, entrevistadora en Los desayunos de la Primera Cadena, a la que alaban por sus golpes directos, como los puñetazos.
Pero no era así. Según las reglas del periodismo informativo, no el de opinión, la señora Pastor era lo contrario de una entrevistadora equilibrada.
Con su actitud agresiva le impedía hablar a los invitados de ideología diferente hasta terminar irritándolos, a ellos, y también al espectador que esperaba recibir respuestas para formar su propia opinión.
Interrumpía a los interrogados con arengas para discutir con ellos, y frecuentemente les mostraba falta de respeto, incluso a algunos del PSOE, pero sólo cuando no tenían futuro y habían perdido poder, como José Bono.
Su programa era un “Sálvame de Luxe” en otro formato, con ella de María Antonia Iglesias, pero guapa y joven.
Otro periodista caído es Xabier Fortes, director de 24 Horas. Mucho más sereno y apacible, pero no equilibrado como debería haberlo sido, dada su enorme calidad profesional.
En sus tertulias los representantes de los medios de derechas eran dialogantes, incluso críticos con el PP, mientras que los de izquierdas eran mucho más apasionados, duros y nunca tolerantes con la derecha.
Tenía como comentaristas a periodistas de la pornocasposa Interviú y a los del diario de extrema izquierda Público, pero ni siquiera mencionaba la existencia de su equivalente de la derecha, La Gaceta.
Con el cambio de ideología quizás aparezca ahora La Gaceta y no su contraparte, lo que también sería una vuelta a la desinformación con apariencia de objetividad.
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SALAS