Telescopios en la Tierra y en el espacio se han unido para componer una imagen colorida que ofrece una mirada fresca a la historia de una región llena de estrellas. Este nuevo y etéreo retrato en el que diferentes longitudes de onda se arremolinan como acuarelas, revela nueva información sobre cómo se forman las estrellas. La imagen combina luz infraroja, visible y de rayos X del Telescopio Espacial Spitzer de la NASA, del New Technology Telescope (NTT) de ESO en La Silla y del telescopio orbital XMM-Newton de rayos X de la Agencia Espacial Europea, respectivamente. Las imágenes del NTT en luz visible permitieron a los astrónomos detectar gas brillante en la región y las imágenes de multilongitud de onda entregaron una nueva visión que sólo fue posible gracias a esta inusual combinación de datos.
NGC 346 es la región más brillante donde se forman estrellas en la Pequeña Nube de Magallanes, una galaxia enana irregular que orbita la Vía Láctea a una distancia de 210.000 años luz. "NGC 346 es un verdadero zoológico astronómico", dice Dimitrios Gouliermis del Instituto Astronómico Max Planck en Hildelberg, Alemania, y autor principal del artículo al describir las observaciones. “Cuando combinamos información en distintas longitudes de onda, fuimos capaces de separar qué es lo que está pasando en distintas partes de esta región tan interesante”. Pequeñas estrellas están repartidas a través de la región NGC 346, mientras que las estrellas masivas habitan su centro. Estas estrellas masivas y la mayoría de las pequeñas surgieron al mismo tiempo de una densa nube, mientras que las estrellas menos masivas se crearon más tarde a través de un proceso llamado “formación de estrellas gatilladas”.
La intensa radiación proveniente de las estrellas masivas fue tragada por la nube de polvo circundante, provocando que el gas se expandiera y creara ondas de choque que comprimieron el polvo y el gas frío de las cercanías para formar nuevas estrellas. Los filamentos rojoanaranjados que rodean el centro de la imagen muestran el lugar dónde ocurre este proceso. Pero otras estrellas jóvenes menos masivas en la región, que aparecen como una mancha rosada en la parte superior de la imagen, no pudieron ser explicadas a través de este mecanismo. “Estamos especialmente interesados en saber qué causó la formación de este grupo de estrellas aparentemente aislado”, dice Gouliermis.
Combinando la información en multilongitudes de onda de NGC 346, Gouliermis y su equipo fueron capaces de determinar que el detonante habría sido una estrella supermasiva que estalló en una explosión supernova hace unos 50.000 años. Violentos vientos procedentes de la estrella masiva que se extingue, y no la radiación, unieron al gas con el polvo, comprimiéndolos en nuevas estrellas y dando vida a jóvenes estrellas aisladas. El hallazgo demuestra que la formación de estrellas gatillada tanto por viento como por radiación están en juego en la misma nube. Según Gouliemis, “el resultado nos muestra que la formación de estrellas es un proceso mucho más complicado de lo que pensábamos, constituyendo diferentes mecanismos competitivos y colaborativos”.
La nueva imagen también revela una burbuja, que es vista a la izquierda como un halo azul, causada por la explosión en supernova de la estrella masiva. Análisis posteriores muestran que esta burbuja está ubicada dentro de una gran y creciente concha gaseosa, posiblemente propulsada por la explosión y por los vientos de otras estrellas brillantes del vecindario. El análisis sólo fue posible gracias a la combinación de información obtenida a través de equipos y técnicas muy diferentes. Esto revela el poder de esta colaboración y de la combinación entre observaciones realizadas desde la Tierra y el espacio.
Fotografía OriginalCrédito: ESO /ESA / JPL-Caltech / NASA / D. Gouliermis (MPIA)