Anoche, David hizo algo que solo hace en contadas ocasiones: se fué a dormir a casa de sus abuelos.
Desde que nació, pápa y yo hemos salido poco y, cuando lo hemos hecho, ha sido por separado, quedándonos siempre uno en casa con David. Así que casi nunca nos ha resultado imprescindible que pasara la noche fuera.
Las dos últimas nocheviejas, hemos cenado en casa con una amiga y David ha pasado la noche con sus yayos y en las dos ocasiones se lo ha pasado muy bien. Además, como vivimos muy cerca y no es imprescindible ni obligatorio que se quede con ellos, siempre lo planteamos de manera que si el peque extraña o nos llama y quiere estar con nosotros, en cinco minutos esta en casa. De esta manera nos aseguramos de que se queda contento y porque quiere, no a la fuerza.
Anoche, después de cenar con mis padres y trasnochar bastante para sus costumbres, se acostó en la camita a dormir con su yayo, al que adora. Por lo visto, cuando llegó la hora de dormir pregunto, Papá, mamá, casa?, pero mi padre le dijo que hoy dormía con el yayo y se quedó tan contento.
Nosotros nos pasamos toooda la cena dando la paliza a mi amiga con lo precioso y maravilloso que en nuestro hijito, lo que ella aguantó estoicamente (también hay que decir que estudió Educaión infantil porque adora a los niños). Y poco rato después de comenzar el año, decidimos dar por finalizada la velada y descansar, porque estábamos agotados.
Pues, tras esta noche de dormir sin mi pequeño me he despertado rarísima...no he descansado nada bien y me he levantado con dolor de espalda. A lo largo de la noche me he despertado un montón de veces, extrañando el cuerpecito y la respiración de David a mi lado.
Y me he dado cuenta de que dormir con mi niño se ha convertido en algo necesario para mi y voy a seguir disfrutándolo tanto tiempo como el necesite y quiera.
Esta mañana, he madrugado, he desayunado y en cuanto he podido he ido a dar un abrazo a mi pequeñin. En cuanto me ha visto se le ha iluminado la cara, ha dicho un "AAYYY!!"" de alegría al verme y literalmente se me ha tirado encima. La primera media hora la hemos pasado abrazaditos, como si lleváramos días sin vernos.
Viendo su buen humor, me ha quedado claro que lo ha pasado fenomenal con sus yayos, pero, de la misma manera que me ocurrió a mi, parece que durante la noche me extraña y duerme mas inquieto. Ya se está haciendo un hombrecito y empieza a poder quedarse fuera de casa en alguna ocasión, pero, por muy bien que se lo pase, para dormir no hay nada como su camita y su mamá!!!
Está bien que muy de vez en cuando y siempre que a el le parezca bien, pase alguna noche en casa de los yayos, porque así, ante una urgencia, siempre podemos dejarlo con ellos con la tranquilidad de que no va a quedarse llorando y pasándolo mal. Pero para que eso sea así, queremos que el viva el hecho de dormir con los yayos como algo especial, como un motivo de alegría, y para eso creemos que tiene que ser algo que ocurre muy esporádicamente y siempre y cuando el no de muestras de desaprobación.
De esta manera, cuando tengamos la necesidad de separarnos de el alguna noche (si tenemos otro bebé y doy a luz en el hospital, no quedará mas remedio) podremos estar tranquilos de que se queda tranquilo y feliz.
Así que esta primera mañana del año ha sido una mañana de abrazos, mimitos y paseos por el parque y hemos disfrutado un montón.
A veces, cuando veo como David va creciendo y como va siendo poco a poco más independiente, a su ritmo, sin prisas, me siento orgullosísima de el y, aunque con una gran alegría por verlo crecer, no puedo evitar pensar lo que voy a echar de menos esta etapa cuando pase, cuando me necesite menos y ya no pueda dormir junto a el cada noche y pasarnos horas abrazaditos sin más.
Pero no quiero detenerme demasiado en esos pensamientos, porque estoy segura de que cada etapa estará cargada de maravillosas experiencias por vivir y de que me esperan miles de aventuras y sorpresas en este fantástico camino que es la maternidad..
Una vez más Feliz año nuevo y espero que vuestro año haya empezado bien!!