Crítica sin spoilers del estreno de 30 Monedas
Judas traicionó a Jesucristo por 30 monedas. 2000 años más tarde, una de ellas aparece en un pueblo remoto de España, desencadenando una serie de fuerzas sobrenaturales que amenazan con destapar secretos del Vaticano y aniquilar a la raza humana.
Un banquete de eucarística locura desmedida.
Esto solo podía caer en unas manos. Alex de la Iglesia recibe el beneplácito de HBO para hacer lo que le de la gana. Para ser Alex de la Iglesia y nada más. Algo, fuera de toda crítica, muy elogiable. Ser fiel a sí mismo es cuanto menos encomiable en un mundo tan capitalista como el que vivimos. Esta serie es la prueba de que HBO Europa ha puesto sus 30 monedas en la mesa de Alex sin pedir nada a cambio. Esto es tuyo, gástalo como te salga de ahí mismo.
Dicho lo cual, para todos aquellos que disfruten con el trabajo del director de La comunidad, Las brujas de Zugarramurdi, El bar o Perfectos desconocidos, lo hará también con este banquete de eucarística locura desmedida que propone 30 Monedas. Precisamente porque es el propio director el que disfruta como nadie con las rarezas, con la esperpéntica monstruosidad, con la caricaturesca parodia narrativa y con la histeria coral.
Su forma de rodar es totalmente reconocible, el enérgico uso de la cámara, el surrealismo de su edición, la exposicionada textura de su fotografía, el pulso trepidante de la música o la tétrica cadencia de sus guiones. Todo eso está en este extraño híbrido de géneros que deambula entre el terror, la comedia, el thriller y lo sobrenatural.
La psicosis crónica y las rocambolescas posesiones se pasean caóticamente por la mente del espectador hasta conseguir volarle la cabeza con escenas chocantes y enfermizas; pero en todo ese enjambre de barbaridades hay algo absorbente y trepidante que hace de esta serie un producto ágil y adictivo.
Sin duda, la alta producción y el reconocible despliegue de actores y actrices ayudan al embrujo, pero cabe la duda de si esta serie se irá renovando semana tras semana, domingo tras domingo hasta dejar un pose cada vez más sólido en la retina. Por ahora, y con toda la fe puesta en Alex y el musculado cura interpretado por Eduard Fernández, la apuesta sigue en pie.
Puedes leer más críticas de Víctor Mirete haciendo clic en el enlaceManuel Vergara es el personaje. No descubrimos nada nuevo si hablamos de personajes histriónicos, neuróticos, psicóticos, esperpénticos o paranoicos en el repertorio cinematográfico de Alex de la Iglesia; pero este ambiguo, exorcista, boxeador, exiliado y oscuro sacerdote va más allá. Tiene algo que no tienen el resto de sus personajes, y posiblemente tenga de todos ellos.
El el fondo y en la forma, el enredo de trama al que nos somete Alex de la Iglesia no es otra cosa que una especie de conspiración demoníaca que nos hace cuestionarnos el origen del mal y el precio que se ha de pagar por él. Pero, por encima de todo es un empacho escénico de excentricismo narrativo del que solo se podrá disfrutar si aceptas que lo que estás viendo no es lo que parece.
La bienvenida de Alex de la Iglesia al mundo de las series en las plataformas de pago llega con arrebatadora publicidad y unas altas expectativas, dentro de un año muy notable dentro de la ficción española. No me atrevo a decir que estará entre los cinco mejores productos del año, pero sin duda entre lo destacable; porque guste más o menos, Alex de la Iglesia casi nunca deja indiferente a nadie.