Siempre es un placer volver a la coqueta iglesia leonesa para escuchar su excelente "Echevarría" con obras que en él suenan impolutas como si el tiempo de ellas fuese el nuestro, y más si el organista es de la talla del vitoriano Oyarzábal, capaz de sacar todos los recursos de un instrumento emparentado con el de Salamanca.
Del intérprete alavés comenzar diciendo que su fama internacional es lógica a la vista de lo escuchado. Escrupuloso en la elección de los registros, con cambios justos, ayudado por dos señoritas en todo el proceso, comedido en las sonoridades (apenas usa los tutti), de un virtuosismo hepatante pero siempre al servicio de la música, su concierto resultó impactante y del programa iré añadiendo algunas pinceladas y comentarios.
Pasamos a la Holanda germana del Onder een linde groen (Jan Pieterszoon Sweelinck) no en virginal sino a órgano con otra muestra de registros contrastados en ambos teclados (y no sólo en uno) y donde la mano izquierda siempre resultó clara y equilibrada con la derecha en los planos melódicos, cual preparación para una de nuestras maravillas españolas: las Diferencias sobre el canto llano del Caballero (Antonio de Cabezón) utilizando solamente un teclado que nos transportó a la pureza hispana y con la presentación del motivo en un "lleno" redondo antes del virtuosismo de cada variación del compositor burgalés. La Toccata prima (G. Frescobaldi), pese a que el propio Oyarzábal diga que son "antidivos", sonó pletórica, con mixturas y plenos potentes unidos al despliegue virtuoso en ambas manos como corresponde a la forma utilizada por el italiano.