Estructura de la secuela
La estructura de la secuela, tal y como se explicó en la anterior anotación, , la conforman cuatro componentes: emoción, reflexión, decisión y acción.
En la entrada de hoy, vamos a estudiarlos de uno en uno, de manera que aprendamos a construir una secuela interesante y que cumpla con la función que se le exige: unir las escenas de nuestra novela.
Emoción
En la anotación previa quedamos en que tu escena había terminado con un desastre. Podemos imaginar, pues, que tu personaje experimentará una determinada reacción emocional hacia ese desastre. En esta primera parte de la secuela, por tanto, hemos de centrarnos en retratar el estado emocional de nuestro protagonista. Además de utilizar cada uno de los recursos imaginativos de los que dispongamos, podemos hacer ese retrato de tres formas distintas:
1. Mediante la descripción (en este punto no nos detendremos hoy).
2. Por medio de un ejemplo. Para ello podemos utilizar los gestos o acciones que nuestro personaje realiza, mostrándole así al lector el estado tormentoso por el que está pasando. Lo cual nos da una ventaja frente a la descripción, puesto que el ejemplo permite al lector reconocer una emoción que él mismo seguramente ha experimentado en la vida real, de manera que, en ese sentido, el ejemplo resulta mucho más convincente que la descripción. Sin embargo, como aspecto negativo hay que señalar que este tipo de técnica no es tan obvia como la descripción y, mal utilizada, puede llegar a confundir al lector, así que debemos tener cuidado al elegir esos gestos.
3. A través de una discusión. En este caso, situamos al personaje hablando con alguien de manera que, a través de la conversación, el lector conozca sus sentimientos. El fin de este recurso es permitir que el personaje exprese sus emociones por sí mismo, sea preguntado al respecto por otra persona y, tal vez, llegue incluso a experimentar nuevas emociones si descubre que había malinterpretado algo.
Reflexión
El segundo componente estructural de la secuela es la reflexión. Después de atravesar un periodo de ofuscación provocado por la maraña emocional que ha sentido, el personaje avanzará hacia un estado de reflexión. Quizá al principio esta reflexión aún no sea fluida y lógica, pero antes o después comenzará a pensar de forma racional. Este proceso normalmente se compone de los siguientes pasos:
1. Revisión: en este primer paso, el personaje echa la vista atrás, hacia la escena que acaba de ocurrir, recuerda el desastre con el que ha terminado, piensa sobre el objetivo que se había fijado y por qué es importante. Este proceso de revisión puede ser muy breve o muy largo e incluso puede incluir a otros personajes, dependiendo de la situación en que se encuentre la historia. Es un recurso bastante útil porque, a medida que el personaje reflexiona, le está recordando al lector qué ha ocurrido y por qué es importante.
2. Análisis: después de esa revisión, el personaje va un paso más allá y realiza un análisis. Es la forma con la que intenta entender el significado de lo que ha ocurrido. De nuevo, el proceso de pensamiento es analítico y puede utilizarse por el autor para recordar al lector lo que es importante o asegurarse de que el lector entiende algunos hechos de la trama. El análisis no sólo ayuda a caracterizar al personaje por lo que piensa, sino que también nos muestra cómo piensa. Es decir, qué tipo de persona es.
3. Una vez hecho el análisis, el personaje idea un nuevo plan, de manera que la lucha continua avanzando hacia su objetivo de la historia. En este punto, el escritor normalmente sabe hacia dónde quiere dirigir la historia, pero no podemos "empujar a los personajes" a hacer lo que queremos que ocurra como escritores. De modo que es importante que nos aseguremos de que tanto el personaje como nosotros nos dirigimos hacia el mismo punto. Para ello, la mejor estrategia es ponernos en el lugar de ese personaje y entender cuáles son sus motivaciones tanto emocionales como lógicas que le hagan alcanzar el punto al que deseamos que llegue, esto es, a tomar la decisión que necesitamos que tome para que nuestra trama siga adelante.
Decisión
Una vez que el personaje ha atravesado los puntos anteriores, es decir, ha realizado un proceso de revisión, ha analizado la situación y planificado un nuevo movimiento, el siguiente paso es el de tomar la decisión, que no será general, sino específica y referida al nuevo objetivo de escena, de manera que tenemos a nuestro protagonista preparado nuevamente para la lucha. No obstante, no olvides que tú, como autor, debes dejar absolutamente claro cuáles el nuevo objetivo de escena, y ello por tres razones:
1. Es importante para el lector percatarse de que el personaje ha tomado un nuevo curso en la acción de los acontecimientos. Y, por otra parte, el nuevo objetivo de escena muestra que la secuela ha tenido un resultado efectivo y, verdaderamente, ha servido como punto de unión entre las escenas, entre lo que ocurrió antes y lo que sucederá después.
2. La presentación de un nuevo objetivo prepara al lector para una nueva confrontación o escena, lo cual incrementa la anticipación y el suspense.
3. Sabemos que el hecho de entender el objetivo de escena es vital para que el lector comprenda la propia escena, de modo que al mencionar en la secuela cuál será el objetivo de la próxima escena se añade claridad al siguiente objetivo de escena y a sus posibles consecuencias.
Acción
En la conclusión de la secuela, encontramos que el personaje se mueve hacia una nueva acción. Acaba de contar su nuevo objetivo y se sumerge en la próxima escena.
De esta forma, la secuela ha servido de unión entre ambas escenas al mostrar cómo tu personaje pasa de una a otra, tanto desde el punto de vista psicológico como físico. De hecho, la secuela es una enorme interiorización. Recordemos que dentro del microcosmos de la escena, el estímulo conduce a una interiorización que, a su vez, lleva a una respuesta mediante el principio de . En el macrocosmos de la historia, una escena conduce a una secuela que nos lleva a otra escena mediante el mismo proceso.
Por último: ¿qué extensión debe tener la secuela? Puesto que existen muchos factores que pueden influir en ella, la extensión de la secuela puede variar enormemente. Algunas veces, incluso, cuando la transacción entre el estímulo y la respuesta es clara y la respuesta emocional del personaje obvia, podemos reducir la secuela a una o dos frases y pasar directamente a la siguiente escena. Lo cual nos lleva al siguiente punto, Los distintos tipos de secuelas, que trataremos en una próxima anotación.
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Fotografía: Danist Soh, StockSnap.io.
Referencia: Scene and Structure, Jack M. Bickham.