5.- Bioquímica y Biotecnología. Hideaki Mizuno es un investigador japonés que investiga desde 1999 albuminas fluorescentes en la sección de biología molecular y estructural en la Facultad de Bioquímica de la KU Leuven. Es un gran experto en la materia y ha publicado numerosos artículos en revistas de prestigio. ¿Qué consejos da a los jóvenes? “Muchos jóvenes dudan entre una formación en ciencias puras y una formación que está más cerca a las aplicaciones, como médico, biomédico, o bio-ingeniero. Para los últimos está claro cuáles son los resultados posibles de su investigación: un nuevo medicamento, un nuevo sistema de diagnóstico, un nuevo proceso industrial. Pero al fin y al cabo toda tecnología se remite a la investigación básica… Grandes innovaciones en los sectores aplicados son únicamente posibles sobre la base de nuevos conocimientos, que procede de una investigación básica no dirigida. Muchas técnicas han sido desarrolladas y perfeccionadas dentro de la investigación fundamental. El mundo exterior presta sobre todo atención a aplicaciones que están cerca de su entorno personal, pero a largo plazo necesitas absolutamente la investigación básica, no solo para el progreso técnico sino también para el desarrollo general de la ciencia.”
Yenthe Janssens, un joven graduado en bioquímica y biotecnología, opina que desde su punto de vista estas ramas combinan las dos ciencias más bonitas: la química y la biología. “Por un lado obtienes una noción de las bases fundamentales de todo lo que te rodea, y por el otro ves que se traduce en la construcción y funcionamiento de organismos, incluido tú mismo. Somos verdaderos pioneros, y lo que los profesores y doctorandos en este momento investigan, es tan solo una fracción de lo que queda por aprender del mundo biomolecular.” A los que dudan, les dice: “Lo único que cuenta es tu interés. Yo mismo vengo de una rama no científica, pero me he peleado mi primer año y ahora estoy en el tercero, sin ningún retraso. Todavía no me he arrepentido nada de la elección de mi asignatura.” Yo, que llevo ya 13 años jubilado, tampoco me he arrepentido en ningún momento de la elección de mi asignatura, que era la Física Química en la KU Leuven, a la que siguió la investigación básica en la disciplina de la Cinética Química (la velocidad de las reacciones químicas) durante mi doctorado en la misma universidad de la ciudad de Lovaina. Después de la mili tuve una oferta de empleo de investigador en el laboratorio de polímeros de la compañía SHELL en Delft, Países Bajos, pero me salió una oportunidad en Bruselas, mi ciudad natal, donde me incorporé en el Centro de Investigación de la FINA para hacerme cargo del laboratorio de técnicas de separación, del desarrollo de procesos industriales en plantas piloto y de la asistencia técnica a las refinerías del Grupo en Bélgica, Alemania, Reino unido e Italia. Once años después me trasladé con mi familia a Euskadi para incorporarme en PETRONOR, donde colaboré en los trabajos previos a la puesta en marcha de la nueva Refinería de Bizkaia y posteriormente, como responsable del Departamento de Servicios Técnicos y de la Ingeniería de Procesos de nuevas instalaciones posteriores de la empresa. Los últimos años de mi carrera trabajé en la Central de Ingeniería de REPSOL como responsable de la gestión de la Ingeniería Conceptual y Básica de proyectos industriales del Grupo Repsol en Euskadi y Cantabria. Cuando empecé a estudiar en la universidad, no tenía ni una remota idea de lo que iba a pasar después ni en qué país iba continuar y terminar mi carrera profesional, ni era mi preocupación. Mi formación ha sido continua durante toda mi carrera, adaptándose a las necesidades en cada momento, una formación dentro y fuera de la empresa, de los clientes y de los suministradores, y, sobre todo, aprendiendo de colegas con estudios y una formación muy distinta a la mía, y que eran a menudo más jóvenes que yo…