Este estudio, publicado en la revista académica Intelligence, fue tildado de “simplista” por los críticos, y que no ofrece fundamentos más allá de una estadística básica como la del aumento de los estudiantes universitarios.
El profesor Gordon Lynch, director del Centro para la Religión y la Sociedad Contemporánea en el Birkbeck College de Londres, dijo que no tuvo en cuenta una compleja gama de factores sociales, económicos e históricos: “Vincular las creencias religiosas y la inteligencia de esta manera podría reflejar una tendencia peligrosa, el desarrollo de una caracterización simplista de la religión como algo primitivo, al mismo tiempo que estamos tratando de hacer frente a problemas muy complejos de pluralismo religioso y cultural, tal vez no sea la respuesta más útil”, aclaró.
También Alistair McFadyen, profesor de teología cristiana en la Universidad de Leeds, dijo que en la conclusión de Lynn había “un ligero matiz de imperialismo cultural de Occidente, así como un sentimiento anti-religioso”.
La profesora David Hardman, jefa de desarrollo del aprendizaje en la London Metropolitan University marcó una posición un poco más neutral y aclaró: “Es muy difícil llevar a cabo verdaderos experimentos para explicar una relación causal entre el CI y las creencias religiosas. Sin embargo, hay evidencia de que el dominio de mayores niveles de inteligencia estarían asociados a una mayor capacidad, o quizás voluntad, lo que permitiría cuestionar y derribar a las instituciones más fuertes”.
El profesor Lynn, que ha provocado controversia en el pasado con una investigación que relacionaba la inteligencia con la raza y el sexo, agregó que justamente, los profesores universitarios eran menos propensos a creer en Dios que ningún otro. ZS5CA99PWH36
Via: telegraph