"Nosotros no percibimos la realidad, sino la representación televisiva de la misma".(Michael Haneke)
Me resulta extraño, cuanto menos, que muchas personas encuentren la primera escena de la película, la de la muerte del cerdo como una de las más duras del film, más incluso que la de la muerte de la joven, por ejemplo; es decir, para muchos es más difícil de asimilar mentalmente ver morir a un animal (al cual se le sacrifica para convertirlo en posterior producto alimenticio) que a una persona (a la que se le mata porque sí, por nada en concreto) y creo que podemos llegar a encontrar una explicación a este comportamiento de rechazo por unas cosas sí y por otras no (al igual que resulta curioso lo que comentaba Dvd en referencia al post anterior, que nos decía que muchos espectadores salían indignados del cine al ver que la familia tiraba el dinero por el retrete y no salían afectados por ver cómo se suicidaban en pantalla, ante sus ojos... será tal vez porque en este mundo capitalista todo y todos se mueven por dinero y todo y todos tenemos un precio... no se, no se...).
Mi explicación a lo que he citado en referencia al cerdo es que estamos demasiado acostumbrados a ver personas morir, sí, sí, como lo leen, porque raro es el telediario que no nos muestra imágenes de un atentado suicida en algún país de Oriente Medio, o de un ajuste de cuentas, o de algún accidente mortal o catásfrofe natural y nos trae a nuestras casas primerísimos planos de agonizantes cuerpos mutilados y trozos de carne ensangrentada con los que aderezar indigestamente la comida o la cena de la que disfrutábamos haste ese momento.
En cuanto al sacrificio del animal en cuestión, el cerdo, puedo decir que a pesar de ser una escena dura (de hecho cualquier sacrificio animal lo es y si no me creen les invito a una visita a un matadero de reses vacunas por ejemplo) no es nada comparado con la forma en la que se sacrifican en el pequeño pueblo de la serranía salmantina que frecuentaba en mi niñez, donde al cerdo se le clava un cuchillo en el cuello, se le abre todo lo posible y se le deja desangrar hasta la muerte mientras se ahoga en chillidos empapapados de su propia sangre... Eso sí que es cruel y puede atormentar a un niño durante semanas (como de hecho lo hizo conmigo y la aversión que le cogí a los productos porcinos durante años).
La película está basada, nuevamente como en la anterior, en hechos reales y a Haneke se le ocurrió como consecuencia de una serie de noticias sobre la gran cantidad de asesinatos realizados por jóvenes de clase media-alta sin motivo aparente y por mero aburrimiento, y en esta ocasión se nos cuenta la vida de...
Cuando el viaje termina y vuelven a casa, todo está como debería. No hay cuerpo, no hay señales de nada extraño y la habitación de Benny está cambiada, tiene las persianas levantadas, lo cual nos indica que una nueva vida empieza para él. Por la noche el padre le pregunta algo que está resonando en nuestra cabeza desde que mató a la chica, "¿por qué lo hiciste?", a lo que él responde algo aterrador y que se convierte en el paradigma de la nueva juventud post-violenta y aburrida "No sé. Para ver qué se sentía al hacerlo". Duro y conciso.El último tramo de la película está conformado por una multipantalla que nos muestra los diferentes monitores de una comisaría a la que Benny ha acudido para entregarse (y eso también nos descuadra, porque no sabemos tampoco por qué lo hace). El hecho de que esté visto a través de los monitores hace de esas imágenes algo personal y provoca en nosotros un estado de alivio que nos hace sentir como los ojos de la Justicia.
El largometraje está estructurado de una manera muy notable y loable, salpicando la compleja trama con metáforas y símiles visuales y sonoros, repitiendo imágenes y situaciones que cobran diferente significado cada vez que las vemos o bien nos transmiten una sensación de agobio típica de las ciudades de hoy día.
Si la influencia de Antonioni era evidente en su film anterior, se podría decir que este es el más influído por él ( en la "teoría del encuadre obsesivo" sobre todo, según lo definió Pasolini, por ejemplo) y además por Bertolt Bretch, ya que gran parte de cuanto vemos tiene una impronta bretchiana difícil de ignorar. Bretch fue el principal creador y promotor del llamado Teátro épico que apareció a primeros del siglo XX. Teatro orientado a lo social y a los problemas de la época, cuya meta era (más que entretener), mostrar sin interpretar (oponiéndose a Stanislavski) y lanzar ideas e invitar al espectador a realizar juicios de valor sobre lo que estaban viendo. Los
Estimados lectores, permanezcan en sintonía y no apaguen aún las pantallas de sus televisores, por favor, no se asusten porque la imagen que observan no sea más que el espejo de nuestra alma oscura. No se preocupen, que lo que ven no es más que ketchup y plastico, ¿no?.
Ficha técnica:Título original: Benny's Video / 1992 / Dirigida y escrita por Michael Haneke / Fotografía: Christian Berger / Intérpretes principales: Arno Fricsh (Benny), Ulrich Mühe (Padre), Angela Winkler (Madre), Ingrid Stassner (Chica) / 105 minutos / editada en España por Cameo
Siguiente: "71 fragmentos de la cronología del azar"