Por segunda vez en dos años, Gildardo Urrego está recogiendo montones de abejas muertas después de que un mal invisible invadiera sus colmenas en el noroeste de Colombia, causando estragos entre sus enjambres.
Urrego no tiene pruebas, pero sospecha que los culpables son los pesticidas que han estado alimentando un boom comercial de aguacates y cítricos en el país.
Fipronil: el culpable de la eliminación de las abejas
Cientos de colmenas han muerto en Colombia en los últimos años, y algunas investigaciones han apuntado al fipronil, un insecticida prohibido para cultivos en Europa y restringido en Estados Unidos y China.
Se utiliza para controlar todo tipo de insectos, incluidas hormigas y garrapatas, y se le ha culpado de varias masacres de abejas en todo el mundo.
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Más de un tercio de las colmenas se han perdido
El colmenar de Urrego en el departamento de Antioquia de Colombia produce miel aromatizada con polen de huertos de maracuyá cercanos. En 2019, perdió 10 de sus 19 colmenas.
Esta vez, un tercio de sus 12 colmenas fueron aniquiladas, una pérdida de unos 160.000 de los pequeños y laboriosos polinizadores, dijo Urrego.
“Existe la teoría de que sí, esto es por intoxicación, hay algunos cultivos por aquí que quizás no han manejado bien sus agroquímicos y por eso esta zona se vio afectada”, dijo a la AFP.
Salazar señala al fipronil por la muerte de las abejas. Aproximadamente 1.400 millones de puestos de trabajo y tres cuartas partes de todos los cultivos en todo el mundo, según un estudio de 2016, dependen de polinizadores, principalmente abejas.