La balada era sin duda alguna The Ballad of Golden Valley, con su sonido desgarrador y decadente te transporta al estado de ánimo oscuro pretendido por el vocalista. Después de este parón en los ritmos rápidos llegaba el turno para otra versión, nos quedábamos dentro de la península con My name is Draque de Jigsaw, grupo que acompañó a los Arizona en su concierto de Madrid en la Sala Joy Eslava y que estarían en breve con ellos en Santiago. Jigsaw tiene a hacer versiones lentas de los vallisoletanos y por ende ellos los versionarían a la contraria porque “nunca viene mal un poco de macarrismo”. “Pensad en el fututo, en el día de mañana cuando nuevas generaciones vean fotos vuestras. Si te ven ahí con pelo en l cara dirán joder este tío…esta tío era algo. Si os ven afeitados dirán…bueno, un tío más. Pensad en cuando no estéis, dejaos barba o bigote y que os hagan una buena foto”. El humor y la ironía fueron protagonistas de esta noche íntima que daba sentido al formato de espectáculo elegido por la banda.
Where the sun never sets, Everything to me , Runaway (versionando a Dell Shanon), Dirge, Shiralee y The Turth serían las canciones tocadas en la parte final del concierto, las dos últimas a modo de bis. Una hora y media de música en directo que ponía sobre la mesa las cartas de uno de los grupos con más carácter y estilo propio del momento que se crece en las distancias cortas. Guitarras en el aire se despedían dejando un muy buen sabor de boca entre los que se habían rendido el pasado viernes para rendirle homenaje al sonido rockero más castizo del Oeste español.