Sobre el anuncio de desarme hecho por ETA a mediados de marzo y que supuestamente se va materializar mañana cuando los llamados “mediadores” informen a la justicia francesa de la localización de las armas, hay más preguntas que respuestas. ¿Qué armas y explosivos va a entregar ETA? ¿Todas, incluidas las más mortíferas o sólo los tirachinas? ¿Controla ya ETA todo su arsenal? ¿Y si no es así, quién lo hace? ¿Cómo podrán verificar las autoridades francesas y españolas que el desarme es completo y definitivo? Nadie lo sabe y ETA tampoco ha dado muestras de quererlo aclarar.
Junto con un nuevo intento de presionar al Gobierno español para que acerque a los presos etarras al País Vasco, esas pueden ser algunas de las claves que se esconden en esta nueva campaña propagandística de ETA para echar tierra sobre un pasado de muerte y dolor. Para que podamos empezar a creer en los etarras deberían comenzar por garantizar un desarme completo y verificable, disolverse, asumir sus responsabilidades judiciales y pedir perdón a las víctimas y a sus familias. Todo eso se puede hacer en un solo y único acto y eso es lo que se exige a ETA que haga. Sé que pido mucho políticamente hablando pero moralmente no se puede pedir menos.
Ni la sociedad vasca ni la española les deben nada a los etarras como para que consideren que tenemos que agradecerles que nos perdonen la vida. Son ellos los que deben mucho sufrimiento y miedo permanente a miles de familias y al conjunto de un país que aún tardará décadas en superar las secuelas de tantos años de plomo y bomba lapa. Por cierto, entre los 829 muertos de los que es responsable ETA figura uno llamado Luis Carrero Blanco, últimamente objeto hasta de alguna sentencia judicial en cuyo contenido no voy a entrar ahora. Lo único que digo es que siempre he pensado que todos los muertos son iguales independientemente de lo que hicieron en vida y de la forma en la que dejaron de existir. De ahí que, desde mi punto de vista, burlarse de uno de los muertos provocados por la barbarie de ETA y de cómo fue asesinado es como burlarse también de los 828 restantes.