El día en el que ETA anunció el cese de sus acciones ofensivas, a través de un video remitido a la cadena británica BBC, escribí un post en este blog, en el que hacía pública mi esperanza en que esta noticia, importante aunque insuficiente, fuera avalada por un segundo comunicado, que debería responder de modo fehaciente a las demandas de paz que Euskadi reivindica. No hemos tenido que esperar mucho. ETA, en un escrito remitido esta vez a los diarios GARA y Berria, se compromete con los principios de la Declaración de Bruselas, http://www.gara.net/agiriak/20100329_declr_firm.pdf, suscrita el pasado 29 de marzo, a iniciativa de Brian Currin, por el ex presidente de Sudáfrica, Frederick de Klerk, el arzobispo de este mismo país, Desmond Tutu, la fundación Nelson Mandela, la ex presidenta de Irlanda, Mary Robinson, y el promotor del proceso de paz en Irlanda del Norte, John Hume.
En este escrito, presentado en el Parlamento Europeo, se exige a ETA un alto el fuego permanente, supervisado internacionalmente, que ahora la organización armada, por fin, estaría dispuesta a cumplir. Es evidente que todos estos movimientos está dejando descolocados a los Gobiernos de Madrid y Euskadi, que caminan con el paso cambiado, andando hacia atrás en lugar de hacerlo hacia adelante. Entiendo que tengan razones para la cautela, debido a los incumplimientos anteriores de ETA, pero esta vez creo que saben que la apuesta es seria y no pueden ocultar el vértigo que les produce.
Ha llegado el momento de mover ficha y abrir un auténtico proceso de paz en Euskadi, basado en el diálogo político, siempre negado bajo la coartada de la persistencia de la violencia. No se cuándo, pero si sé que la izquierda abertzale volverá a las instituciones y habrá cambios en el mapa político y electoral, que no gustan por igual a todas las formaciones políticas. Patxi López siente que su sillon empieza a tambalearse, el PP sabe que puede dejar de ser la llave de la gobernabilidad en Euskadi y el PNV es consciente de que tiene un competidor serio en el ámbito del nacionalismo, susceptible de sumar adhesiones, generar ilusión y obtener un buen resultado en las urnas.
Confío en que estos temores, recelos y suspicacias no eclipsen la esperanza que muchas personas vivimos y el debate se centre a partir de ahora en el acercamiento de las personas presas a sus lugares de origen, la humanización de la política penitenciaria y la legalízación de la izquierda abertzale. ETA ha dado un salto hacia adelante que nos permite vislumbrar la desaparición definitiva de la violencia y por ello quiero hacer un llamamiento a la responsabilidad de todas las partes implicadas. ETA debe hacer suya, sin condiciones, por y para siempre, la defensa de las vías exclusivamente políticas y democráticas, y el Estado y las formaciones políticas, por su parte, han de actuar con altura de miras, flexibilidad, generosidad y diligencia, favoreciendo el diálogo plural y los gestos de distensión, en lugar de poner palos en la rueda de un proceso que nace con grandes expectativas, que no se han de frustrar. Ojala sea así.