Grecia ha conseguido que los inversores de bonos públicos aceptaran la quita, evitando una quiebra que algunos deseaban. La quita era un paso previo e indispensable, para que la Unión Europea y el FMI inyectaran el segundo rescate al país heleno por valor de 130.000 millones de euros. Un canje que al principio era voluntario pero que Grecia ha impuesto por las clausulas de acción colectiva (CAC) para obligar a los otros bonistas a aceptar el canje.Los bancos, hedge funds y fondos de inversión que habían comprado los bonos, conocidos en la jerga bursátil como tenedores de deuda, no están dispuestos a perderse el rico pastel. La ISDA, Asociación Internacional de Permutas y Derivados, compuesto por 815 miembros de los que muchos son entidades financieras que compraron deuda helena, ha determinado que la quita supone un impago, por lo que ha activado los CDS (credit default swaps), o permutas financieras de impago de deuda que algunas entidades habían suscrito. Unos seguros partícipes también de la especulación ya que permitían apostar por la quiebra de un país.