Ética y contenido en la publicidad moderna

Publicado el 25 junio 2015 por Jmgomezzorrilla @gomezzorrilla

Ética y contenido en la publicidad moderna

    junio 25, 2015

El mundo de la publicidad ha estado en constante evolución desde que se creó el primer anuncio. Desde la USP a las Lovemarks la publicidad ha ido escribiendo su propia historia y se ha desarrollado en las últimas décadas de una manera sin precedentes hasta sobrecargar nuestro ambiente estimular.

Hoy en día recibimos muchísimos impactos publicitarios diariamente, el consumidor tiene a su alcance miles de opciones, canales de entrada de información, ofertas, etc. Este “ruido ambiental” ha propiciado que el consumidor se haya vuelto mas exquisito, y solo preste atención a aquella publicidad nueva, mas sugerente y por supuesto que destaque sobre el inmenso mar de productos y marcas en el que nada.

Sin embargo, al contrario de lo que postulaba el gran Darwin, la evolución entendida desde la óptica publicitaria puede no significar mejora o desarrollo positivo de la misma.

“Destacar” a cualquier precio no es el mejor de los caminos, pues no debemos olvidar que, aunque muchos puedan no entenderlo así, la publicidad tiene una responsabilidad social, ética e incluso formativa.

Ética y contenido en la publicidad moderna

Como apasionado amateur de la ciencia publicitaria y marketiniana, me gusta estar atento a los anuncios en la televisión, en la calle y en las redes y, debo reconocerlo, amén de varios anuncios excelentes que también encontramos, me he quedado desencantado en muchísimas ocasiones.

No es solo un tema de calidad técnica de un anuncio, pues evidentemente todas las empresas no cuentan con recursos económicos o técnicos para evitar que en su anuncio animado las figuras que lo componen se vean pixeladas, o sean mas propias de un videojuego de los 80, por ejemplo. Se trata mas de pobreza argumental entre otras cosas que comentaré un poco mas adelante:

¿De verdad una empresa pretende transmitir seriedad o buen hacer comparando su dentífrico con un ratón en un barco durante una tempestad?

¿De verdad una empresa del tamaño de Mediamarkt pretende suscitar la idea de no ser tonto a un público al que, a través de la morfología y enfoque de sus anuncios, mas propios de “los juegos del hambre” o de la serie “Black Mirror”, parece estar llamándoselo en toda su cara? 

Si, de acuerdo. Los números finales son los que hablan, el target al que irán dirigidos será el adecuado y ese largo etcétera. Pero cabe que medite un poco sobre si ese tipo de anuncios a mi juicio estúpidos, cutres e insulsos que funcionan lo hacen porque la sociedad es verdaderamente estúpida y han de amoldarse a ella o la sociedad ha llegado hasta ese punto porque la publicidad (junto a otros factores claramente) ha influido en que así sea.

Este debate se sale del artículo pero espero que el lector reflexione un poco sobre ello y saque sus propias conclusiones.

Aparte, me gustaría comentar un poco sobre lo que llamo “esos anuncios tóxicos para la salud” que, a mi juicio, se aprovechan del miedo de la gente. El miedo es el argumento que cala con mayor fuerza en las personas, es un arma muy poderosa. Puede sonar exagerado, pero no mentiría si dijera que hay muchísima publicidad cuyo argumento central consiste en meter miedo a las personas para vender sus productos.

Siempre se nos recuerda que durante las vacaciones hay mas robos en viviendas por lo que debemos tener el sistema de alarma mas avanzada, se incide en que en occidente las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad por lo que hay una gama enorme de productos cardiosaludables y reductores del colesterol que, por si fuera poco, hacen gala de una comunicación que te hace pensar que si no los tomas vas a desarrollar una de dichas problemáticas.

Reforzadores del sistema inmunitario para no enfermar, preventivos de la caída del pelo (pues has de lucir esa melena radiante tan moderna), ayuda contra la caries y demás patógenos bucales y por último el plato fuerte: Los seguros de vida. “Ey, que si, que te vas a morir, pero claro contrata mi seguro para que por lo menos el futuro de tu familia esté asegurado”.

Pero, ¿nos estamos volviendo locos o qué pasa aquí?.

Este tipo de anuncios, a mi parecer, no hacen sino fomentar el modo de vida ansiógeno que nos caracteriza como sociedad posmoderna, avanzada u occidental. Qué van a pensar o de qué modo van a crecer los niños, digo, si desde que son pequeños se les da con cuchara toda esta información/argumentos de venta.

Si lo pensamos detenidamente, el mundo de la comunicación es muy poderoso. Forja carácter, personalidad, transmite ideales, enseña e influye. Es capaz de cambiar ánimos, crear héroes y villanos, de dar ilusión y también de quitarla. Es un arma que, si no se usa bien, puede ser de doble filo.

¿Podemos utilizarla a nuestro favor? Yo creo que si.

Me gustaría añadir que hay mucha publicidad buena también. De rasgos elegantes, profundos y con clase.

Cómo olvidar el anuncio del imperecedero: “¿Te gusta conducir?” de BMW o aquel spot de Harley-Davidson donde un bebé que lloraba se dormía al encenderse el motor de la mítica moto de carretera, entre tantos otros.

Marketing y publicidad

Aquí es dónde quiero llegar: El marketing y la publicidad tienen un potencial enorme, y está en nuestra mano utilizarlo de forma ética y productiva para la sociedad.

Deberíamos de dar una vuelta de hoja, centrarnos en lo positivo:

 – Fomentar la ilusión de las personas por adquirir nuestro producto, no meterles miedo para que lo hagan.

– Tratar al cliente como nos trataríamos a nosotros.

– Promover el conocimiento y la cultura a través de los anuncios, ofertar sabiduría con spots ocurrentes, elaborados y creativos.

– Podemos hacer pensar, convertirnos en agentes de razonamiento activo. Hablo de esa interesante corriente llamada Marketing lateral que, a grosso modo, propone una transformación del marketing en este sentido. Recomiendo encarecidamente al lector que investigue un poco al respecto. 

Hay una delgada línea entre ser innovador y remarcable o histriónico e invasivo.

Como dijimos antes, tenemos una responsabilidad para con las personas. Si, personas, porque los “clientes” no son robots sin capacidad de sentir o razonar.

No me vale que la teórica marketiniana hable de “la tercera generación del marketing”, mas comprometida con las personas y que busca crecer todos juntos, mientras sigan existiendo estas tendencias publicitarias que parecen ir totalmente en contra de esta corriente.

Hagamos de la publicidad una experiencia, formemos a través de ella, transmitamos positividad, mimemos a las personas. De esta forma, la publicidad se podría convertir en herramienta de cambio, en algo que, aparte de vendernos productos, nos ayude a crecer y desarrollarnos como sociedad.

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Escrito por Víctor Camacho

Licenciado en Psicología en la Universidad de La Laguna, psicólogo clínico y Máster en dirección de Marketing y Publicidad. Apasionado del marketing, lucha por abrirse camino en este apasionante mundo!!!! Etiquetas: anunciante, anuncios, campaña, comunicación, contenido de valor, estrategia, ética, macas, marketing, medios de comunicación, publicidad, spot

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