Etimologia en los abismos vi: ley

Por Occidental En Lucha @occidentaldecad

La Ley  muchas veces es el yugo con el que los poderosos uncen la cerviz del famélico animal del pueblo mísero, ignorante  y complaciente por un lado y por otro la del rebelde buen ciudadano convertido en el toro capado por la disciplina que la sostiene.

¿Que es la Ley? Es aquello que trasapasado, destruido supone el caos, la anarquía, o lo que es lo mismo:  un descuidado mundo de comportamientos sin nexo, salvajes, donde el orden es la excepción y la muerte, la astucia y la fuerza la regla. ! Anarquistas¡ ¿nos atrevemos a ello?

La Ley se cifra por el material de los hombres que la forjaron. ¿Que hombres pueden construir la Ley? Aquellos que estan dispuestos a exiliarse para no cambiarla o incumplirla. ¿Donde estás Solón ? ¿Donde estas Licurgo? ¿Existen hoy esos hombres?

El exceso de Ley es como la reprimendas constantes a los hijos. Se termina por olvidarlas e incumplir todo aquello por lo que fueron hechas.

El desconocimiento de la Ley no te exime de su incumplimiento pero...¿quien está muchas veces para verlo?

Para que exista Ley tiene que haber un pueblo que la respete

La verdadera Ley es la religión del pueblo. Ni los dioses ni los hombres sea cual sea su condición religioso, noble, rico, pobre , ladrón  aunque la infrinjan pueden ignorarla. ¿Tendremos algún día un pueblo y un hombre que nos la de?

La Ley siempre necesita de guardianes que la cumplan y la hagan cumplir. Sin esos guardianes es como un león anciano, sin garras y sin dientes.

La Ley es el nervio  del Estado, su voluntad, su espada,.  Su escudo es la judicatura, la policía y el ejército que la hacen cumplir en su territorio. Sin ese escudo endurecido, entrenado, sacrificado e incorruptible el Estado se desmorona bajo el peso de su voluntad podrida, su nervio flaco, su espada herrumbrosa.

La fuerza de la Ley se mide por la voluntad única del pueblo que la esgrime como vara de medir y de organizar a los ciudadanos individualmente de su Patria, de su Nación. Sin esa voluntad la Ley no es más que palabras vacías en un libro amarillento, en un código sin interés, olvidado.