Otra palabra, hablando del inglés, que siempre me ha gustado y que huele a falso amigo es accountability. Hunde raíces en lugares que parecen contables, pero de números y columnas sólo tiene el aire: es un contundente responsabilidad, y también es más: se cruzan en sus letras la ética y la gobernanza, la noción de que debemos responder de nuestros actos, ser responsables de los mismos, estar dispuestos a dar explicaciones y a justificar nuestras acciones. Es el balance moral que todos llevamos consigo, nos guste o no. En los gobiernos, es tarea obligada dar a los ciudadanos razón de sus actos. En las personas, es el equivalente a mirarse al espejo y ser consciente de sus acciones (o inacciones) y consecuente con ellas.
Así, el falso amigo accountability engaña dos veces: porque no es un mero contable y porque no todo el mundo es capaz de introducirlo en su vocabulario cotidiano. Después de todo, un idioma siempre es más que la suma de las palabras que lo componen.