La iniciativa redefiniría el embrión o el cigoto, en sus etapas más tempranas de la vida, como “un óvulo fertilizado”, lo que significaría que el embrión solamente puede ser considerado como “una célula humana” y no “una vida humana". El nuevo término permitirá la producción y la destrucción en masa de los embriones humanos, sin que hubiera consecuencias legales. Y permitiría la experimentación con embriones humanos, con fines reproductivos, con lo que se abriría la puerta a todo un mercado negro de óvulos y placentas.
Llamar a la misma realidad de distintas formas puede engañar a algunos incautos, pero no deja de ser un eufemismo, que sirve a los intereses de unos pocos. Lo que nos dice la biología es muy claro: desde el momento de la concepción, el cigoto, y luego el embrión, tiene el código genético completo de un ser humano individual y único, y es el mismo organismo de un niño o de un ser humano adulto.
Dejo a continuación un corto vídeo de youtube, que muestra lo que podría denominarse como efectos colaterales de la fecundación in vitro, práctica que viene realizándose desde hace unos treinta años en muchos centros sanitarios de todo el mundo, y que proporciona suculentos beneficios a unos pocos.