Eugenio Montale (1896-1981): Xenia (fragmentos)

Por Fruela

Habíamos ensayado para el más alláun silbido, una señal de reconocimiento.Intento modularlo con la esperanzade que estemos ya muertos sin saberlo.

*Tu palabra tan torpe e imprudentees la única que ya me satisface.Pero es otro el acento, otro el color.Me habituaré a oírte o descifrarteen el repiqueteo de la teletipo,en el humo voluble de mis purosde Brissago.*

La primavera asoma con su paso de topo.Ya no te oiré hablar de antibióticosvenenosos, del clavo en tu fémur,de tantos bienes que un omissis con ojote afanó.La primavera avanza con sus nieblas grasientas,sus luces largas, sus insoportables horas.Ya no te oiré bregar con el reflujodel tiempo, los fantasmas, los problemas logísticosdel Verano.*Dicen que la míaes una poesía sin pertenencia.Pero si era tuya era de alguien:de ti, que ya no eres forma, sino esencia.Dicen que la poesía, en su culmen,magnifica el Todo en fuga,niegan que el careysea más veloz que el rayo.Sólo tú sabías que moverseno es distinto de quedarse,que el vacío está lleno, que el serenoes la más difusa de las nubes.Así entiendo mejor tu largo viaje,aprisionada entre venda y yeso.Y sin embargo no me da sosiegosaber que, a uno o a dos, somos una sola cosa.Traducción de Fruela Fernández