GRUPO D
La enésima tentativa del Cska de rematar su condición de mejor equipo de Europa lidera el que probablemente sea el grupo más abierto de los cuatro en liza. Un mejorado Maccabi, un Unicaja reforzado pero con interrogantes ofensivos claros y tres equipos tan dispares como apasionantes: la magia de Sassari, el buen hacer del Brose y la laboriosidad y profundidad del Darussafaka, acaban por conformar un grupo en el que probablemente solo los partidos de Moscú y Tel Aviv cuenten con un favorito claro. El verdadero grupo de la muerte...
CSKA MOSCÚ
Presente en 12 de las 13 últimas final four, nadie duda que el Cska volverá a ser uno de los grandes candidatos a levantar el trofeo en Berlín. Vuelve a la carga el Cska con un equipo distinto, que visto desde fuera puede parecer un peldaño por abajo del de la edición pasada pero al que un vistazo más detenido arroja la conclusión contraria. Avalado por su papel de asistente de Obradovic, las dos primeras temporadas como primer entrenador de I Itoudis han tenido un desarrollo similar: propuesta de juego atractiva, valentía táctica pero naufragio en los partidos decisivos, generalmente por un excesivo nerviosismo y en el caso de la temporada pasada por cierta incapacidad para gestionar las rotaciones largas. Ratificado al final de temporada el técnico griego, el Cska ha optado por la mejor solución en estos casos: tener confianza ciega en el proyecto ahondando en la idea de su entrenador. Con querencia por situar a Teodosic, De Colo y Jackson incluso como trío exterior (algo en lo que se sienten cómodos), Itoudis cuenta en esta ocasión con una plantilla aun más abierta. Retirado Kirilenko, las dos principales salidas del club rojo se personalizaban en Sony Weems, Sasa Kaun y, en menor medida, Manuchar Markoishvili. Excelso y completo jugador el primero, su tendencia a amasar juego en ocasiones y su flojo papel en las final four (bastante por debajo en general del tantas veces denostado Teodosic) minimiza el tanto el peso de una baja, excelentemente cubierta con la llegada de Cory Higgins. De perfil más exterior, y probablemente aun un peldaño por debajo que Weems en el global, Higgins tiene todas las papeletas para ser el alivio ofensivo del equipo sin menoscabo de la multidirección. Tremendo en la anotación hace dos años en la VTB, su paso la temporada pasada por las manos de Zdovc en Turquía ha acabado de moldear un jugador mucho más completo y apto para grandes empresas. Sin animo de gafarlo, desde auqi apostamos a que es el gran cambio positivo del Cska. A la espera de una mayor aportación de un Fridzon, algo infrautilizado el año pasado, el juego exterior se completa con las llegadas de Kulagin y de un Kourbanov que también puede dar minutos como cuatro. Un puesto de cuatro donde Nichols se mantiene como callada garantía y donde se espera que Vorontsevitch repita el inicio del curso pasado donde, antes de diluirse, por momentos recordó al rendimiento ofrecido en la etapa Kazlauskas. La clave queda en el estado físico de un Khryapa, que a poco que este bien puede ser fundamental como bisagra entre el 4 y el 3 generando juego y gestionando las pausas. En la pintura Hines mantendrá su fortaleza, y si bien Freeland, lesionado de inicio, no puede ocupar el rol de Kaun, sin duda ofrecerá una mayor capacidad ofensiva y de juego de cara mientras que temporalmente Kravstov aporta presencia y Karabkov (muy del gusto de Itoudis) o Lazarev ponen el fondo del armario. En definitiva, el Cska se presenta de nuevo como un equipo interminable, conscientemente desequilibrado y con un juego exterior demoledor. Con Teodosic muy cómodo y De Colo destilando calidad, el impacto de Higgins parece suficiente para presumir que probablemente el moscovita vaya a ser un ciclón como local y un generador ofensivo sin parangón. ¿suficiente? Las incógnitas, una vez llegada una hipotética final four parecen claras y no, no tienen que ver con Teodosic y si mucho más con la mentalización, el parón previo, el estado físico en la pintura, la defensa y la gestión de un entrenador que tiene a su disposición el equipo ideal para su propuesta. Historia o fracaso, esta vez no hay termino medio.
MACCABI TEL AVIV
Pese al decepcionante final de curso de la temporada pasada, el Maccabi Tel Aviv vuelve a confiar en la dirección de Guy Goodes su nuevo un proyecto, algo probablemente más que merecido para un entrenador novel pero sobradamente preparado. Afronta el curso el equipo israeli con una configuración de plantilla muy cambiada pero sin duda mucho más ambiciosa. En el puesto de base la salida de un Pargo que no estuvo al nivel de su primera etapa, se cubre con el regreso de un Jordan Farmar llamado a imprimir revolución ofensiva mientras comparte pista con Ohayon o con Taylor Rochestie. A un nivel de dulzura el año pasado probablemente irrepetible, el ex del NN partira liberado como referencia ofensiva pudiendo anotar desde fuera o ayudar en la generación de juego con su excelente uso del pick n´roll. Y es ahí, donde se haya la primera gran clave de este Maccabi pues de la capacidad de Farmar para mezclarse con los dos zurdos puede depender buena parte de un equipo a buen seguro decantado a lo ofensivo. En las alas, la continuidad es la nota preponderante con matices. Matices porque se espera una mayor presencia de Landesberg y porque llega un tirador excepcional como Dagan Yizvori, aunque en principio lo haga con un rol pequeño. Con Devin Smith de nuevo como líder, el regreso de Pnini alivia el tiro exterior y fomenta la oportunidad de jugar con un cuatro abierto y reconvertido. Muchos más cambios ofrece en la pintura donde solo continua (y es un decir tras su ida y vuelta a Krasnodar) un Brian Randle que esta vez tiene que aportar algo más que puntos. A la espera del papel de esa joya llamada Dragan Bender, la pintura se cierra con un trío poderoso: un Mbakwe que se va a ganar al Nokia Arena, un Faverani aun en proceso de recuperación del tono físico y el recientemente cerrado Onuaku, otro perfil muy del gusto macabeo. En definitiva una plantilla larga, de calidad y hecha para jugar a ritmos vivos pero que genera algunas dudas en una pintura muy decantada a la finalización. Con todo, a simple vista este Maccabi pinta muy pero que muy interesante.
UNICAJA MALAGA
Consolidado los últimos años en el Top 16 pero sin grandes opciones de ir un paso más allá, el Unicaja vuelve a la carga con una plantilla en la que se ha buscado profundizar el tono físico. Con Joan Plaza renovado, uno de los primeros aspectos a valorar es la comunión que el técnico ha logrado con la grada y la mayor parte del entorno periodístico. Por un lado esa comunión vuelve a correr el riesgo de caer en la autocomplacencia y en la compra de todos y cada uno de los argumentos de un técnico en el fondo bastante conservador. En el lado positivo, la falta de distracciones y el apoyo del Carpena pueden dotar a Unicaja de una fortaleza local que se antoja clave en un grupo tan abierto. En cuanto a ka plantilla en si, la llegada de Nedovic debe aportar un punto de explosividad en un puesto de base que puede ser de primer nivel si el ex valencianista comfirma su mejora en el tiro y si Markovic se mantiene fresco. En las alas, las llegadas de Jamar Smith y Edwin Jackson parecen sin duda, la mejor noticia para los malagueños, conformando junto a Kuzminskas una líneas exterior de primer nivel, a falta de la adaptación de un Dani Diez que es un incógnita a este nivel. El que debe ser el año del lituano y la llegada de Diez, trasladan a Carlos Suarez a un puesto de 4 donde se espera un impacto mayor de Danielsmientras que en la pintura las dudas por el estado físico de Richard Hendrix marcaran junto a Fran Vazquez el techo. Completan la plantilla Alberto Diaz y German Gabriel, bien como solución económicas, guiño a la cantera o decisión política, un aspecto en el que en caso de lesiones puede generar más de un problema. En definitiva, Unicaja vuelve a conformar un equipo sólido, algo mejorado en lo físico y con capacidad para competir casi con cualquier rival. Las dudas, de nuevo, llegan con la respuesta ante la necesidad de usar un plan B, de la capacidad para crecer durante el año y sobre la ambición. Dudas sin duda solventables, pero a las que quizás este año haya que responder antes dado el nivel del grupo D.
DINAMO SASSARI
Segunda temporada consecutiva para el proyecto que dirige Romeo Sachetti y en el que ha logrado eso tan difícil de conjugar lo heterodoxo con lo bello y todo ello consiguiendo grandes resultados. Flojos en la euroliga pasada, la continua reinvención del equipo de Cerdeña paso factura en los primeros meses de un año que acabaría en todo lo alto con la primera lega de la historia. Un guión que, salvando las distancias, bien pudiera repetirse este año. Fiel a su filosofia, Sachetti ha vuelto a diseñar un equipo con gusto por la velocidad, el riesgo y el estilo directo. Y todo, pese a tener que empezar casi de cero de nuevo. Con mimbres para acabar siendo un equipo redondo y con capacidad para generar un caudal de juego singular, Sassari deberá pagar de nuevo el peaje de adaptación necesario para rendir, algo que puede costar muy caro en una euroliga tan exigente como la de este año. A la espera del tiempo requerido, lo cierto es que el conjunto sardo parte con una estructura quizás algo más corta pero sin duda de más calidad que la del año pasado. En especial en su juego interior. Con Janis Varnado llamado a cerrar el aro, intimidar y ayudar a que el equipo vuele, Sachetti contará con un Joe Alexander capaz de alternar el 4/5 con sus poderosas piernas y su indudable tacto ofensivo que le convierten en candidato a ser una de las sensaciones del año. Como guinda, Brent Petway abrirá espacios con su zurda y los disfrutará en transición, mientras Brian Sacheti tira de oficio y Dennis Marconato pone la nota de experiencia. Más reiesgo parece conllevar la apuesta en los bases, encarnada en el ciclotimia, y más cómodo como escolta, Marquez Haynes y en ese poor Popovic en el que se ha convertido Rok Stipcevic. Por suerte, la continuidad de David Logan asegura tiro exterior desde el excolta y muchas dosis de ayuda en la generación de juego. Por lo demás, la exuberancia de Eyenga debe servir en un rebote no siempre bien gestionado a la espera de que DeVechi, D´Ercole o Formentini den un paso adelante. En definitiva un equipo con carencias muy reconocibles, muy alejado de la aburrida y ortodoxa propuesta general y que probablemente sufra en el primer tramo de la competición para asentar su juego. Pero frente a eso, frente a todo eso, un equipo de nuevo diferente, fresco y de esos que no hay que perderse.
BROSE BASKET BAMBERG
Tras su ausencia la temporada pasada, el Brose Basket regresa a la euroliga en condición de campeón de la BBL alemana. Una bundesliga, en el que el equipo de Andrea Trincheri iba de menos a más para acabar firmando un tramo final excepcional. Con una idea similar y una plantilla, sobre el papel, ligeramente inferior, el técnico italiano dispone a su disposición de un equipo al que no conviene infravalorar. Con un estilo de juego definido, un nivel defensivo por encima de la media y un pabellón que aprieta, el Bamberg posee argumentos para no renunciar al sueño de meterse en el Top 16...pese a su historial de derrotas absurdas sobre la bocina. En lo que la plantilla se refiere, el Brose vuelve a contar con la excelente pareja Wanamaker-Strelnieks en un puesto de base al que además llega Nicos Zisis y en el que incluso guardan en la recamara del vinculado a Aleksej Nikolic. Con esa configuración, es muy probable que el griego salga desde el banquillo para gestionar las pausas, el estadounidense sea el alma ofensiva mientras que el letón juegue más liberado ejerciendo en muchos momentos como escolta y siendo sin duda una de las grandes atracciones del equipo. El otro punto fuerte del cuadro teutón, aparece en una pintura larga y llena de presencia. Con Olaseni como garante titular, la llegada de Idbihi añade centimetros y desahogo a nivel local, siendo el puesto de 4 donde resida la clave. La llegada de un Nicolo Melli a muy buen nivel en la pretemporada y la plena recuperación de Theis dibujan una pareja de cuatros con capacidad para jugar de 5 que por si fuera poco se ve respaldada en la primera de sus posiciones por Elias Harris. Por si fuera poco, la continuidad de Darius Miller resulta un lujo. Muy cómodo el año pasado ejerciendo de falso anterior, la configuración actual parece llevarle al puesto de tres. Por lo demás, Tadda seguirá siendo el especialista defensivo mientras que la llegada de Staiger debe servir como puntual revulsivo en el tiro exterior y todo ello dejando un hueco a un Pactrick Heckmann que parece listo para dar el siguiente paso en su carrrera. En definitiva un equipo algo descompensado en su principio y su final, pero con ideas muy claras y varios jugadores estimulantes, lo que debe cristalizar sin duda en un más que legitimo aspirante al Top 16.
DARUSSAFAKA DOGUS
Otra de las grandes novedades de la euroliga es la presencia de un Darussafaka que hace tan solo dos años se batía en la segunda división turca y que ahora, de la mano de la poderosa Dogus, vuelve a una “Copa de Europa” que no disputaba desde el año 1963. Tras una gran temporada regular y un decepcionante play-off, el equipo de Istambul llega a la euroliga dispuesto a demostrar la legitimidad de la wild card recibida. Lo hace con una plantilla de la que salen jugadores clave como Farmar, Shurna, Seibutis o Vidmar, pero que en el global parece muy reforzada y, lo que es más importante, muy del gusto de Oktay Mahmutti. Entrenador serio y con gusto por lo estructurado, Mahmutti tiene a su disposición un equipo coral, polivalente y que aspira a mostrar un gran nivel defensivo. En el otro lado de la balanza, la pareja Arslam-Yamgur no parece ofrecer grandes cosas en el puesto de base y no esta clara la continuidad ofensiva de un equipo que puede sufrir en el tiro exterior. Con Jamont Gordon como hombre para todo y la llegada de Emir Preldzic, el Dogus puede encontrar un alivio a la falta de dirección. Tras un año en el Fenerbahce, donde su estilo era más un cortocircuito que un plus, Preldzic puede encontrar en el Dogus un habitar perfecto para su heterodoxia. La ausencia de grandes referentes ofensivos y el juego pausado deben darle carta blanca para volver a destacar. Junto al bosnio/esloveno/turco, el gran fichaje del cuadro turco es sin duda un Reggie Reding al que solo su estilo pausado separa de la condición de estrella reconicida. A esa configuración, los de Istambul añaden la solidez de Markoishvili y el tiro exterior de Cetin. En la pintura, la continuidad de Dagli/Dudley se ve arropada con la llegada de Erden y Savas desde el Fenerbahce, la actividad de Marcus Slaughter y la amenaza exterior de Harangody o incluso Miilo Bjelica. En definitiva un equipo largo, sólido y a buen seguro incómodo que probablemente no enamore pero que a buen seguro va a dar que hablar.