Si decíamos que Londres estaba en obras, casi podemos decir lo mismo de Oslo. La ciudad afronta en los próximos años una auténtica revolución arquitectónica que convertirá parte de su centro principal, en torno a Oslo Central Station, en uno de sus más atractivos ejes culturales, donde se unificarán en espectaculares edificios de la nueva arquitectura mundial los principales museos de Oslo, el Munchen Museum, la Galería Nacional y el Museo de Arte Contemporáneo, así como la Biblioteca Nacional, todos ellos junto a la ya existente Opera House, ese singular edificio que simula un casquete polar que ya acoge una interesante programación de ópera, danza y música. De hecho, estos días se representa la versión de Tosca, de Puccini dirigida por el español Calixto Bieito. Tras un breve paréntesis veraniego, que solo dura un mes, la actividad cultural en Oslo se vuelve febril, y ciertamente nada tiene que envidiar a otras ciudades como Madrid, París o Londres. Y parece que se ha despertado un interés especial por los musicales, con el estreno esta temporada de varias producciones que se incorporan al panorama musical y teatral de la ciudad. Este fin de semana se estrena en el Folketeateret la adaptación noruega del clásico musical Les Misérables (Claude-Michel Schönberg/Alain Boublil/Jean-Marc Natel, 1980), que ya comentamos que seguía siendo uno de los espectáculos más solicitados en Londres después de más de 30 años en escena. Está producida por Scenekvelder, empresa noruega especializada en poner en escena grandes musicales internacionales, y de hecho anuncia ya para septiembre de 2018 la adaptación de El fantasma de la ópera (Andrew LloydWebber/Charles Hart, 1985). Otro de los escenarios principales de la ciudad como referente de grandes eventos, el Oslo Spektrum, presenta a partir del 21 de septiembre la producción Cats (Andrew Lloyd Webber/ Trevor Nunn, 1981), que no se trata de una adaptación, sino del Tour europeo que realiza la compañía original, por lo que su permanencia es de tan solo una semana. Cats terminó sus representaciones en Londres en 2002, tras 21 años en escena, siendo hasta entonces la obra de mayor permanencia ininterrumpida en el West End, y el año pasado presentaba su primera reposición en Broadway.
Para los amantes del cine, Oslo Spektrum acoge en las próximas semanas dos citas que se acercan de forma tangencial: el espectáculo de monólogos Humanity World Tour que protagoniza el cómico inglés Ricky Gervais, todo un azote de la sátira humorística; y el concierto La La Land in concert, que ofrece una interpretación sinfónica de la banda sonora de la película La La Land (Damien Chazelle, 2016) a cargo de la Orquesta Sinfónica de Estocolmo, bajo la dirección de Erik Ochsner. Pero sin duda el estreno más destacado de la temporada en cuanto a musicales es la adaptación noruega de The book of mormon (Trey Parker/Matt Stone/Robert López, 2011), que también comentamos en nuestro anterior post que sigue en cartel con gran éxito en Londres. El pasado 2 de septiembre tenía lugar la premiere de esta producción de Det Norske Teatret con una gran acogida, y de hecho la obra tiene agotadas sus entradas para los próximos dos meses. Hasta diciembre no es posible conseguir tickets para esta obra que promete convertirse en uno de los acontecimientos de la temporada en Noruega.
De hecho, tuvimos la ocasión de poder asistir a esta premiere, y nos sorprendió la predisposición de un público que parecía en todo momento absolutamente entregado a esta sátira en torno a la religión y el Mormonismo. Lo que Trey Parker, Matt Stone y Robert López, creadores de la serie South Park (Comedy Central, 1997-), consiguieron con The book of mormon fue utilizar con inteligencia su sentido del humor en ocasiones soez para desvelar una crítica, más profunda de lo que parece superficialmente, hacia el apostolismo en países que sufren lacras como la enfermedad, el hambre y la violencia. Pero esta feroz diatriba moral se nos presenta en un tono jocoso que suaviza, pero no suprime, su efectividad como azote dialéctico.
Foto: Fredrik Arff
Ciertamente no hablamos noruego, pero la adaptación de la obra es perfectamente disfrutable, toda vez que se conozcan los principales hilos argumentales. El director debutante, el joven Vidar Magnussen, consigue recrear con acierto el ritmo que necesita, con ese amaneramiento vital que tienen sus principales personajes, y se apoya en el espléndido trabajo de sus actores, especialmente la pareja protagonista, interpretada por Frank Kjosås y el también debutante Kristoffer Olsen, cuyos personajes son más complejos de lo que parecen, requiriendo un difícil equilibrio humorístico que no los haga caer en el ridículo. Destacan también los ensembles, que funcionan mejor en la parte mormona que en la africana (hilarante esa interpretación del número musical "Turn it off", aquí rebautizado como "Skru det av"), pero en general ambas complementan a la perfección el trabajo de los protagonistas.Foto: Fredrik Arff
Podemos decir sin lugar a dudas que la versión noruega de The book of mormon está a la altura del original, con un trabajo de dirección que no permite un solo momento de desfallecimiento en el ritmo, sino que, al contrario, no escatima en detalles para elaborar una puesta en escena mucho más compleja de lo que parece, llena de elementos aparentemente secundarios pero que sin los cuales resulta complicado que funcione el factor cómico.Esta semana Parkteatret acogió el concierto de la cantante norteamericana Julie Byrne, una de las voces más interesantes del panorama musical actual. Su último album, "Not even happiness", ya se encuentra entre los discos mejor recibidos por la crítica a lo largo de 2017, y escucharlo en directo es una experiencia única. Julie Byrne tiene esa capacidad para transmitir emociones con esa voz a veces lánguida pero llena de personalidad, consiguiendo esos momentos en los que pareces compartir un espacio de intimidad con la cantante. Su último disco es romántico, intenso y apasionado, y así nos hace sentir la cadencia de su voz. Hay cierta melancolía en este disco que, todo hay que decirlo, es perfecto para escuchar en uno de estos días nublados que hemos vivido en Oslo. El título del disco lo dice todo sobre su contenido: habla de felicidad, pero con un cierto tono de infelicidad. "Estoy hecha para estar sola", canta Julie Byrne, como si esa soledad la acompañara a pesar de estar rodeada de un público incondicional. Eso la hace más frágil, pero también más cristalina. Y es en esa transparencia en la que encontramos la esencia de sus hipnóticas composiciones.
La programación musical del Parkteatret es una de las más llamativas de la ciudad, para una sala que acoge a no más de 500 personas, pero que se ha convertido en uno de los referentes de la buena programación cultural a nivel internacional. Y cuya excelencia y diversidad podemos encontrar en esta playlist creada por la propia sala con los sonidos que se podrán escuchar en su escenario durante los próximos meses.