Por si existiera duda sobre la decadencia, bajeza y perversión de las instituciones de Europa, Pedro Sánchez, el más corrupto y rechazado por su pueblo de todos los líderes europeos, ha pactado con la extrema derecha, contra la que había alzado un vergonzoso cinturón sanitario, para lograr que Teresa Ribera sea aceptada como vicepresidenta, demostrando de eso modo que en la podrida Europa ya sólo tienen importancia los sillones, los privilegios y el poder.
Sus fanáticos seguidores, incapaces de asumir el profundo deterioro moral del sanchismo, no reconocen la traición a los principios e ideas y atribuyen al "pragmatismo" ese pacto del socialista español con la odiada extrema derecha.
La neofascista Úrsula Von der Layen, perteneciente al grupo Popular, que en teoría es la derecha europea, es en realidad la líder progre y woke de la Unión Europea, hasta ha llegado a amenazar con cerrar X (la antigua Twitter), que es el canal de Internet por donde fluye la libertad con más ímpetu.
Europa está en manos del verdadero neofascismo, la cultura woke marxista y progre, una jauría de políticos ajenos a la voluntad popular mayoritaria que propicia la invasión masiva de inmigrantes, el feminismo, la cultura marxista y el exterminio del Dios cristiano y de las raíces europeas que parten de Grecia, Roma y el humanismo cristiano.
De hecho, cada día es más difícil distinguir entre la política socialista y la que practican los líderes europeos de derecha.
Ese grupo de políticos sin alma está causando estragos en nuestro mundo. Ha impulsado el divorcio entre políticos y ciudadanos, ha desmontado la democracia, ha potenciado el poder y los privilegios de los políticos, ha fortalecido el belicismo y apuesta por gobiernos cada día más fuertes y enfrentados a la libertad y a la ciudadanía.
El deterioro político y ético es tan grande que muchos países europeos, con la bendición de Bruselas, están alimentando peligrosamente el ambiente prebélico y preparándose para una Tercera Guerra Mundial con Rusia.
El deterioro de la política europea obliga a millones de ciudadanos, perplejos y decepcionados, a preguntarse cual de los dos bloques en que se divide el mundo es el peor, si el de las falsas y podridas democracias occidentales y la OTAN o el bloque enemigo enemigo de la libertad, integrado por China, Rusia, Irán y los países esclavizados por el socialismo, como Venezuela, Cuba, Nicaragua y otros que avanzan hacia la tiranía, como España.
Por ahora, el bloque occidental sigue siendo el preferible porque mantiene la defensa de las libertades básicas, pero la distancia entre los tiranos asesinos y los hipócritas corruptos es cada día menor.
Francisco Rubiales