Europa, de hecho, puede perder hasta 280.000 millones de euros, todo el dinero que los organismos internacionales han ido "enterrando" en el país heleno y que no se recuperaría, ya que la salida de Grecia del euro implicaría, casi con toda seguridad, un impago total de sus deudas. Una cantidad equivalente al 30% del Producto Interior Bruto español y superior a todo el PIB de la propia Grecia.
Las cifras
Esa cantidad se desglosa del siguiente modo. La exposición de la banca europea a la deuda pública griega asciende a los 92.000 millones de euros -casi 127.000 millones de dólares-, según los últimos datos del Banco Internacional de Pagos (BIS).
A esa cifra hay que añadir los 80.000 millones de euros que la eurozona comprometió en el primer rescate de Grecia en la primavera de 2010. A continuación, figura la deuda helena que el Banco Central Europeo (BCE) atesora en su poder, que oscila, según distintas fuentes, entre los 80.000 y los 100.000 millones de euros.
Pero estas cantidades serían sólo la punta del iceberg. Bajo la superficie se esconderían unas pérdidas aún mayores, procedentes de la sacudida potencial que la salida de Grecia del euro provocaría sobre el resto de los periféricos, como Irlanda, Portugal, Italia y España, que se acercarían al precipicio del impago, pero también sobre el núcleo de la región, cuyos bancos, que son los mayores tenedores de deuda de esos países, afrontarían pérdidas por decenas de miles de millones de euros.
Miedo al contagio
Sobre este punto, sin embargo, desde Francia se ha restado importancia. "El contagio ya está aquí. Para tener una pequeña idea de lo que provocaría la caída de Grecia no hay más que mirar a los mercados", señaló un responsable galo.
Una nueva tormenta perfecta, en cualquier caso, ya se ha instalado en Europa. La UE y el FMI anunciaron ayer su intención de congelar el pago de los 8.000 millones de euros del sexto tramo de ayuda a Grecia que debían desembolsar a principios de noviembre hasta que Atenas no ratifique su compromiso de aplicar los ajustes exigidos. Tampoco están los líderes europeos por la labor de renegociar los requisitos del segundo rescate.
Según las encuestas, más de un 60% de la población griega rechaza las nuevas medidas de ajuste. Y sin éstas y, en consecuencia, los fondos de Europa y el FMI, el país se vería abocado a un default (impago). "Aunque legalmente un país no puede ser expulsado del euro, no tengo nada claro que un Gobierno, en este caso el socialista, pueda decidirlo", responde José Luis Martínez, estratega de Citi.
Desde Alemania, las advertencias han quedado claras: "Están jugando con fuego. Si los griegos votan no, sólo existe la alternativa de la bancarrota". Francia calcula que las autoridades griegas se quedarán sin fondos como muy tarde en diciembre. El propio ministro de Finanzas Evangelos Venizelos reconoció a principios de octubre que el país se quedaría sin fondos a mediados de noviembre si no recibía el siguiente tramo de ayuda.
Fuera del euro
Las voces de alarma no cesaron en toda la jornada. El primer ministro francés François Fillon pidió a Grecia que diga "rápido y sin ambigüedad si quiere conservar su lugar en la zona euro" y que el anuncio del primer ministro griego "puede tener consecuencias muy graves para Grecia y el resto de Europa". Su homólogo alemán Wolfgang Schäuble dijo que espera que Grecia ponga fin a las dudas "lo antes posible sobre el camino que desea tomar". "Grecia tiene conciencia de sus responsabilidades y se ajustará a las decisiones adoptadas en forma conjunta y de manera unánime", declaró el ministro.
Lo cierto es que, por primera vez desde que se desatara la crisis de deuda soberana en la eurozona, Francia y Alemania han puesto sobre la mesa de forma explícita la posibilidad de que Grecia salga del euro. Según una fuente gubernamental francesa citada por France Press, la canciller alemana Angela Merkel y el mandatario francés Nicolas Sarkozy pidieron ayer a Papandreu que se pregunte a los griegos en el referéndum si quieren seguir perteneciendo a la zona euro. En ese caso, un no podría desembocar en la salida de Grecia de la moneda común.
Fuente: eleconomista