Europa y Ucrania: Política de “paños calientes”.- Al final vendrá el lobo ruso…que ya está llegando

Publicado el 06 febrero 2015 por Salpebu
“Una mala idea
Merkel y Hollande presentan hoy a Putin su plan de paz para Ucrania
José Ignacio Torreblanca 6 FEB 2015 - 10:03 CET

Tener razón no confiere automáticamente la capacidad de diseñar una buena estrategia. Es lo que le pasa a los que estos días intentan convencernos, desde Estados Unidos o dentro de la propia Europa, de que armar a Ucrania es una buena idea.
Dejando a un lado a los nostálgicos de aquel mundo en el que bastaba ponerse del lado contrario de Estados Unidos para tener razón, es obvio que Ucrania está siendo víctima de una agresión por parte de un Estado vecino, Rusia. Y lo está haciendo con dos agravantes intolerables: uno, simular mediante la infiltración de fuerzas armadas de carácter irregular una inexistente guerra civil entre rusos étnicos y ucranios donde nunca ha habido un problema de violencia sectaria; dos, violando las garantías de integridad territorial que en 1994 Moscú concedió a Kiev a cambio de que esta renunciara a sus armas nucleares. Si el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas fuera como la estatua de la justicia, ciego y con una balanza en una mano y una espada en la otra, es seguro que no tardaría más de diez minutos en condenar a Rusia como agresor y enviar cascos azules a sellar la frontera ruso-ucrania para impedir el paso (incesante), tanto de material como de efectivos militares rusos.

La política europea acertada ha consistido en castigar a Rusia.
Por tanto, no sólo no hay equidistancia posible entre las partes, como pretenden algunos, sino que es evidente dónde está la razón legal, política y moral en este conflicto. El problema es que, como Angela Merkel descubrió en la cumbre del G20 de Brisbane tras más de dos horas de reunión a solas con Putin, no tenemos un problema de malentendidos. Si fuera un malentendido, Merkel, que se crió en la RDA, habla ruso perfectamente y proviene del país que más interés y experiencia tiene en convivir con Rusia, lo habría deshecho. Pero lo que emergió de esa entrevista, y el tiempo transcurrido ha confirmado, es que Putin tiene una visión del mundo y de los intereses de Rusia completamente antagónica a la de la UE.
Hasta la fecha, la política europea, acertada, ha consistido en utilizar las sanciones para, primero, convencer a Rusia de que, aunque no le caigamos mal, para convivir con nosotros debe respetar unas mínimas pero esenciales reglas sobre la integridad territorial de los Estados y, dos, de que debe aceptar el derecho de los ucranios a decidir sobre el futuro de su país, incluyendo su vinculación a la UE con un acuerdo de asociación. Mientras Rusia no acepte esos dos
principios viviremos en una tensa coexistencia, pero coexistencia. Armar a Ucrania no sólo supone reconocer el fracaso de esa política sino, peor aún, estar dispuestos a asumir las consecuencias de ese fracaso. Porque si Ucrania, a pesar de esas armas, fracasara en defenderse, nos tocaría defenderla a nosotros. Y hasta ahora, cada vez que Ucrania ha progresado militarmente, Rusia ha elevado la presión y la ha doblegado. Europa no puede ganar jugando al juego ruso, sólo jugando al propio.”
(De “Café Steiner”, en “El País”)Merkel y Hollande presentan hoy a Putin su plan de paz para Ucrania
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Berlín y París median con urgencia ante Ucrania para frenar la guerra
(Rodrigo Fernández Moscú 6 FEB 2015 - 12:14 CET)
Rusia, agobiada por la crisis económica interna, espera con moderado
optimismo la llegada este viernes de la canciller alemana, Angela Merkel, y del presidente francés, François Hollande. Los dos mandatarios plantean un plan de paz que, de ser ciertas las filtraciones que se han producido, se basaría en los acuerdos de Minsk, que establecieron el alto el fuego el pasado septiembre, pero incluiría tanto el despliegue de cascos azules como el reconocimiento de la actual línea de contacto que separa el territorio dominado ahora por los prorrusos del resto de Ucrania.
El Kremlin, interesado en que las sanciones no se amplíen y en que, de ser posible, sean levantadas para tener un respiro económico, está dispuesto a influir en los separatistas para que estos se avengan a detener la ofensiva contra las tropas ucranias. Pero a cambio, Moscú quiere el reconocimiento por parte de Kiev de la línea de contacto real que se ha producido después de que los rebeldes lograran conquistar territorio que al momento de la firma de los acuerdos de Minsk estaba controlado por el Gobierno de Kiev.
Moscú no controla completamente a los separatistas en Donetsk y Lugansk
Pero la tarea de la diplomacia internacional no es fácil: el presidente ucranio, Petró Poroshenko, reafirmó recientemente ser contrario al despliegue de soldados de la ONU, ya que, en su opinión, esta medida internacionalizaría el conflicto y lo alargaría, congelándolo prácticamente. Y también es reacio a reconocer los territorios que actualmente controlan los rebeldes. Todavía no ha trascendido hasta qué punto Merkel y Hollande lograron convencer a Poroshenko de que es necesario llegar a un compromiso.
Rusia no tendría aparentemente nada en contra del despliegue de cascos azules para separar a las partes, pero no está claro que acepte que fuerzas internacionales patrullen la frontera que la separa de las regiones rebeldes. Además, en el caso de que Poroshenko acepte el compromiso propuesto, el presidente ruso, Vladímir Putin, deberá convencer a los separatistas de que detengan su ofensiva, lo que significa renunciar a concluir con éxito su ataque en la zona de Debáltsevo, donde tienen prácticamente cercados a miles de soldados ucranios.
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Que Moscú no controla completamente a los separatistas lo han demostrado los últimos acontecimientos: paralelamente a los llamamientos, a fines de enero, del ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, de reanudar las conversaciones de paz y de atenerse a los acuerdos de Minsk, los dirigentes de Donetsk y Lugansk declaraban que no reconocían la línea de contacto trazada en la capital de Bielorrusa y ponían condiciones para regresar a la mesa de negociaciones.
Los rebeldes consideran que los anteriores acuerdos de alto el fuego han sido aprovechados por Kiev para reagrupar a sus fuerzas y
preparar nuevos ataques. Sin embargo, la interposición de fuerzas de la ONU podría ser una garantía de que los bombardeos de la artillería contra las ciudades, especialmente contra Donetsk, cesarían. De momento, como lo muestran las últimas declaraciones de dirigentes separatistas, la desconfianza continúa primando.
Tregua en Debáltsevo hasta las cuatro de la tarde para que los civiles puedan abandonar la ciudad
“Ucrania aceptó de palabra muchas cosas en las negociaciones pero continuaba bombardeando nuestras localidades, cada día seguían pereciendo civiles. Desde el 19 de septiembre pasado decenas de casas han sido destruidas y miles de personas han muerto (…). Cada vez hay menos posibilidades de llegar a un entendimiento. Nuestras repúblicas [las autoproclamadas de Donetsk y Lugansk] están sufriendo una catástrofe humana que Ucrania trata de agudizar”, declaró este viernes Denís Pushilin, vicepresidente del Parlamento de Donetsk y representante de los rebeldes en las conversaciones de
Minsk. El dirigente separatista subrayó que “no hay negociaciones directas entre Donetsk, Lugansk y Kiev”. “Rusia y la OSCE son mediadores en el proceso negociador pero de ninguna manera representan nuestros intereses”, expresó, agregando que aún es temprano para evaluar las conversaciones mantenidas por Merkel y Hollande con Poroshenko.
La cancillera alemana y el presidente francés llegarán a Moscú en la tarde de este viernes y lo harán desde sus respectivos países, adonde regresaron anoche después de las conversaciones con Poroshenko. Algunos comentaristas consideran que la inciativa franco-alemana busca impedir que Washington se decante por el suministro de armas a Ucrania, lo que agravaría el conflicto y colocaría, de hecho, a Estados Unidos y Rusia en un estado de guerra indirecto.
Mientras, en el este de Ucrania, desde la mañana comenzó una tregua en los alrededores de Debáltsevo que durará hasta las cuatro de la tarde, hora española, con el fin de que la población civil pueda abandonar la zona de combate. Las personas pueden elegir adónde salir: hacia territorio separatista o hacia el controlado por Kiev.
(De “El País”)

“El Pastor Mentiroso y el Lobo
 Una vez, un Pastorcillo queriendo divertirse a costa de los demás, se puso a gritar con todas sus fuerzas:
"¡El lobo! ¡Viene el lobo!"
 Entonces, los Campesinos vecinos al oírle, corrieron en su auxilio, pero al llegar donde este, encontraron al Pastorcillo acostado
tranquilamente a la sombra de un árbol.
Al día siguiente, y con más ganas de bromear, volvió a la misma jugada este Pastorcillo, y gritando dijo:
 "¡Socorro, socorro! ¡viene el lobo!"
Los demás campesinos escuchando el auxilio, acudieron inmediatamente armados con hachas y palos. Sin embargo, su sorpresa fue muy molesta ya que no encontraron Lobo alguno, mas solo al Pastorcillo carcajeándose de la risa por su gran mentira. Los pastores indignados, regresaron disgustados a sus campos.
Al poco rato, un Lobo se apareció en la granja del Pastorcillo mentiroso, y aunque este mentirosillo, gritaba con todas sus fuerzas auxilio, nadie acudió a salvarlo.
El Lobo, no teniendo contrincante alguno, se hizo dueño de las ovejas y para terminar con broche de oro su fechoría, se comió también, al Pastorcillo mentiroso.
Moraleja: “En boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso.”

Ya casi todo queda explicado con la lectura de los precedentes recortes de prensa.
Europa, mejor dicho, Francia y Alemania, lideran las gestiones para detener la macabra trayectoria de muerte en el este de Ucrania.
Rusia, que dice no controlar a los separatistas, sigue enviando tropas camufladas y tanques.
Y mientras los occidentales amenazan y dicen imponer sanciones, Rusia sigue a lo suyo, que es consolidar una zona pro independentista que vaya asentandose, para en el futuro mantener en ella un auge que permita, tal vez, dar el salto a toda Ucrania.
Rusia tiene dos claros objetivos: El inmediato, evitar que Ucrania se eche en manos de la Unión Europea y USA, para lo que intentan los rusos mantenerla como un cordón protector. El segundo, más ambicioso, más a largo plazo, consiste en volver a las glorias del pasado imperial, anexionando Ucrania y alguna que otra zona del Báltico, como bien podría ser Estonia o Lituania, y tal vez parte de Polonia.
Frente a todo ello, Estados Unidos de América “se autocontrola” para evitar la entrada en conflicto abierto, y la Unión Europea trata de
hacer como que se ocupa y preocupa, para disimular su deseo de no implicarse en exceso.
Hasta la OTAN, nacida precisamente para evitar los conflictos con la antigua URSS, que tiene hoy una digna emuladora en la Rusia de Putin, crea fuerzas de reacción rápida y muchas más cosas, pero se mantiene cauta.Y por ahora solo son intenciones
Dice el refrán español. “Los unos por los otros, y la casa sin barrer”.
Pues algo así acontece en las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk.
Me temo que acabarán como Crimea: en manos de Rusia, y sin oposición alguna.
Acontecerá como en la fábula del lobo y el pastor mentiroso: Al final vendrá el lobo ruso, nadie se lo creerá, pero devorará la presa.
No pretendo mostrarme militarista, sino simplemente poner en evidencia la ligereza con que la Unión Europea se está conduciendo,
mientras la sufrida población ucraniana sigue soportando la masacre que unos cuantos iluminados y mercenarios ejecutan día a día mientras los “civilizados” de Occidente todo lo fían a advertencias y amenazas.
¡Que el lobo no entiende más advertencia que la escopeta del cazador!¡Dios salve a Ucrania!Porque ni Europa ni USA saben hacerlo.
“Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería”.- Otto von Bismark (1815-1898) Político alemán.  
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA