La selección española sub 19 estaba bloqueada ante una selección francesa mucho más potente físicamente que se había adelantado en el marcado en una jugada a balón parado. Sin un delantero que fijara a los centrales, todas las jugadas de ataque venían siempre por el sector izquierdo que ocupaba Gerard Deulofeu y en el que auxiliaba Grimaldo doblando constantemente a su compañero. Pero ese recurso empezaba a ser demasiado previsible. Era necesario cambiar alguna cosa.
En el minuto 55 entró Paco Alcácer al terreno de juego. Se marchó un gris Suso y apareció un delantero para fijar a los centrales y liberar un poco a Deulofeu, quitándole la sombra del central Samnick, que interceptaba la jugada en caso de que el lateral hubiese sido superado. Precisamente Deulofeu le cogió la espalda al lateral diestro francés en el minuto 61 de partido, cuando Alcácer le asistió de manera magnífica con un pase al espacio para que el joven futbolista del Barcelona empatara un partido que pintaba bastante mal.
Pero a Paco Alcácer lo que se le da mejor es marcar goles. El futbolista del Valencia es muy inteligente y siempre está bien colocado en el área, intuyendo donde le va a caer el balón. Y si además le ponen un balón como el que le dio Grimaldo en el minuto 78 de partido, él no perdona nunca. Centro medido que le cae directamente a la pierna derecha, para poner la parte interior del pie. Una ocasión en el área que se convierte en un simple pase a la red, sencillo, habitual, casi siempre completado con éxito. Un motivo más para poder alzar los brazos al cielo y recordar la figura de su padre.
Sin embargo, Francia empató en el último minuto el partido. Otra jugada a balón parado. Otro córner rematado por Umtiti, uno de los centrales franceses. Tras un rebote, el balón golpeó en Alcácer, que no pudo sacar el balón bajo la línea de gol. No era su culpa, pero seguro que él se vio capaz de sacarlo, de poder haber evitado el gol del empate. Y no pudo hacerlo.
La prórroga significaba tener treinta minutos más para redimirse de ese balón que le pasó tan cerca. Y un magnífico contraataque conducido por el propio Alcácer a falta de ocho minutos del final parecía un buen momento para conseguirlo. Nueva asistencia para Deulofeu, que no volvía a perdonar. Tercer gol de España, la final parecía estar muy cerca. Hasta que volvió a empatar Francia, apenas cinco minutos después. Penaltis.
En la tanda de penaltis el protagonismo no fue de Alcácer. Los titulares se los llevó -de manera totalmente merecida- Kepa, que paró dos lanzamientos. Pero el delantero del Valencia no falló a su cita con el gol y tiró uno de los penaltis de la tanda, el cuarto. Lo transformó con sangre fría, engañando al portero y ajustando el balón al palo. No salía en la foto final, como Deulofeu. Pero eso daba igual. Una vez más, Alcácer volvía a cumplir con la selección sub 19 saliendo desde el banquillo. Como en la final del año pasado en Rumanía, donde apareció para marcar dos goles decisivos en la prórroga. Él nunca falla a su cita con el gol. Y aún queda la cita más importante, la del próximo domingo ante Grecia.