Yo no haría nada hasta que no se resolviese la pedazo envolvente bajista del 2 de enero. Quizá no sea nada, una simple falsa alarma más. Pero personalmente prefiero pecar de precavido: en los mercados financieros es mejor pecar de exceso de prudencia.
Muchos avisos recientes se han resuelto igual: de forma explosiva al alza, bruscamente.
El año terminó en máximos y empezó con una envolvente bajista grande. Seguramente un simple accidente en el camino. Pero podría alargarse y formar un doble techo, ó más bien una plana irregular (según la Teoría de la onda de Elliott). En ese caso, una onda C bajista nos llevaría hasta por debajo de los 2.900 puntos.
Veremos. Por ahora, esa envolvente es una referencia para todos los que llevamos meses esperando una corrección (equivocadamente).