Para conocer la magnitud de lo que se está viviendo en nuestro país, siempre es bueno saber algo de historia y de la realidad de lo que estamos tratando, como tema de lectura; en ésta oportunidad les quiero manifestar mi profunda preocupación por el aspecto de la salud y no es la de los que aún tienen fuerzas para dar mucho, me refiero a la salud de aquellos que ya dieron su aporte para el crecimiento de un país y hoy están en la más precaria situación al no poder mantenerse en los años que les quedan de vida, precisamente por el abandono del estado en lo que a esa materia se refiere.
Hablando de historia, resulta que la eutanasia está legalizada en Holanda, Bélgica y Luxemburgo, el llamado suicidio asistido en Suiza y en el Estado de Oregón, de los Estados Unidos de Norte América.
En Holandase considera legal la intervención directa y eficaz del médico para causar la muerte del paciente que sufre una enfermedad irreversible o que se encuentra en fase terminal y con padecimiento insoportable, pero no se efectúa sin exigir una serie de requisitos para que el suicidio médicamente asistido sea legal.
Sin embargo en el año de 1997, entró en vigor en Oregón (Estados Unidos) la Ley de Muerte con Dignidad (Death with Dignity Act), que permite a los médicos prescribir fármacos que provocan la muerte del paciente y así parar su sufrimiento, sin embargo como puede notarse, el asunto se maneja con una notable diferencia respecto a los países ya mencionados, aunque con el mismo fin.
El asunto de fondo, siempre nos llevará a un dilema de carácter moral y muy personal, me refiero indudablemente al hecho de tener que tomar decisiones en cuanto a las medidas que desde el punto de vista médico, ayuden a un paciente en fase terminal a estar en las mejores condiciones de dolor y molestias de acuerdo a su enfermedad y la otra enmarcada en el factor de que muchos no ven problema alguno en proveer ayuda para poner fin al sufrimiento mismo; definitivamente ambas posiciones respetadas pero muy difíciles de implementar según el puesto en cual se esté.
Lo grave mis estimados lectores, es que el mal gobierno actual en Venezuela, está sometiendo a muchos a una “Eutanasia Progresiva”, lo digo con absoluta propiedad, pues me atrevo a decir que existen muy pocas familias en nuestro país que no tengan el problema que abruma a la mayoría, que no es otro que el pasar un verdadero viacrucis para conseguir los medicamentos necesarios y lo peor es el altísimo costo de algunos, eso definitivamente hace que repudiemos la indiferencia en materia de salud que destaca a la actual administración del señor Maduro, es así aunque muchos lo duden.
En el año 2016, desde el Palacio de Miraflores, Nicolás Maduro, aseguró que la Misión Barrio Adentro “ha salvado la vida a más de 1.400.000 venezolanos desde el 2003” y que por esta razón la mejora y expansión del Sistema de Salud Pública debe realizarse a través de dicho proyecto social, yo me pregunto ¿Cuál expansión?, por el contrario la situación cada día se agrava más y la responsabilidad es del Gobierno que no ha sabido gerenciar prácticamente nada y mucho menos la salud.
Venezuela ya no aguanta más, el país se ha convertido en una inmensa olla de presión que va a explotar en cualquier momento si no se actúa con seriedad, lo que queda claro para unos y otros es que la crisis es atribuible, primero y sin lugar a dudas a Hugo Chávez, luego a Maduro, quien la agravó y no hace nada positivo para salir de ella.
En conclusión: las medidas a tomar ya no son muchas para poder avanzar y resurgir, en la que existe consenso de un muy alto porcentaje de ciudadanos incluyendo a oficialistas, es que Maduro debe salir del poder y debe hacerlo según mi opinión, por cualquiera de los medios democráticos dispuestos en la Constitución, la situación país es de pronóstico reservado así de simple y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R.
@raguilera68/@pjcontrolelecto
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