Esta semana asistimos a la jornada de arquitectura y fotografía que la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Zaragoza había organizado.
Rafael Zarza, Horacio Fernández, Eva Serrats y Aitor Ortiz expusieron sus enfoques en la combinación de ambas artes, sus refentes y sus pensamientos sobre la actualidad y futuro de la fotografía.
Destacaría la figura de Serrats; una arquitecta entre fotógrafos y una fotógrafa entre arquitectos cuyas inquietudes han ido más allá de un objetivo y de un sulfurizado. Tras su tesis sobre arquitectura y cine, amplía su forma de contar con el lenguaje audiovisual y crea en 2005 la productora LEVE.
Ella se pregunta: ¿fotografía al servicio de la arquitectura?, ¿arquitectura al servicio de la fotografía?
Tras años como profesional y trabajando también para contar la arquitectura de otros, concluye que ambas deben estar al mismo nivel.
Fotografiar un edificio supone pasar una jornada en él, jugando con cambios de encuadre, de objetivos, de formatos, buscando respuestas a las intenciones, intentando plasmar lo que ha querido hacer el arquitecto.
“Es un ritual de danza con la cámara”
Dos grandes referentes en su obra son Manolo Laguillo y Mario Zunzunaba.
Sus fotos de paisaje, de territorio y sus transformaciones. Dominan el sistema de zonas, es decir, la escala de grises, la manipulación de la obturación y su revelado. Éste último especialmente relevante para Serrats. Su trabajo no se basa en la fotografía digital, sólo en la cámara de gran formato – con la que consigue con el negativo gran nitidez – y el trabajo posterior de revelado. Con ello y la superposición, consigue obras de gran formato. “Cuanta más información con una sola imagen, mejor”
Las miradas tanto de Laguillo como de Zunzunaba hacia la ciudad, inspiraron su inquietud por plasmar fragmentos de infinitud de rincones de Barcelona: derribos y construcciones simultáneas, pasado presente y futuro, tradiciones de sus gentes… En ocasiones creando grandes mosaicos de fotogramas.
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flickr Eva Serrats