En el principio estaba la palabra sentada de culo sobre un charco y no le decía nada a dios, y el pobre estaba ahí parado esperando a la palabra, esperando ser ella para decir que era ella y para que todos le crean, pero dios es ateo de palabra, dios es ateo de mí
dios es ateo de mí donde la palabra no lo tocaba en su principio, dios tenía el principio sensible y la palabra no le daba ni un poco de viento, ni un poco de fuego, ella se quedaba ausente de dios y yo que festejo cuando algo que podría pronunciarse se innombra, entiendo que dios es ateo de mí
dios es ateo de mí y de la palabra que lo olvidó de culo en el charco, y todo se deshizo por ella, y todo se confundió por ella, y toda poesía se hizo con dios fuera del culo de la palabra sobre el charco que lo innombra, y fuera de la palabra dios es ateo de mí
dios es ateo de mí y en la palabra dios se queda dios como mosca contra el vidrio y en la mosca está la vida y lo que la vida escarba de la mierda tiene a la poesía, tiene a dios seco del charco de la palabra, tiene a dios fuera de mi juego, y mi juego en dios es ateo de mí
dios es ateo de mí y la parte oscura de la oscuridad, esa parte donde Alejandra hace la noche toda la noche, alejó a la luz enferma que intenta iluminar y en la más oscura sombra dios es ateo de mí
dios es ateo de mí y apenas cree en algún hombre que lo busque, pero yo soy el hombre que lo desea en esa ausencia de charco, no puedo ser su testimonio, soy el que dibuja el recuerdo de haber sido su voyeur, y dios odia que lo haya visto despreciado de palabra, por su falta dios es ateo de mí
dios es ateo de mí, y yo no estaba para dar testimonio de nada de él, solo de la palabra sentada de culo en el charco, y de ese pelotudo olvidado al margen de ella, nada quería de la luz, ni siquiera hablar, me tapaba con la noche que Alejandra iba haciendo, porque dios es ateo de mí
dios es ateo de mí y yo lo armo en la arena con un dedo, pongo a dios sentado y con poco barro como para crear algo, pongo a su luz extinta, rastro de nada, nada por hacer palabra y Alejandra mordiendo a la palabra en la boca y la palabra provocando para que yo la vea y yo burlando a dios donde dios es ateo de mí
dios es ateo de mí, y la palabra es la sombra húmeda de la oscuridad, la parte charco de la escritura, la no necesidad de luz, la marca enferma de todo lo que intenta nombrar, la hormiga muerta a la entrada del hormiguero, el único testimonio de que dios es ateo de mí
dios es ateo de mí y la palabra es el único mundo, el que oscurece a todo hombre que se atreva a ser hombre en el fondo al que dios no fue invitado, la palabra hace un mundo y lo difumina, yo sigo mirando a la palabra, la dejo que queme mis ojos y dios es olvido porque dios es ateo de mí
dios es ateo de mí, y ella me golpeó con su erre la puerta y yo se la abrí de par en pared, así, como para que entrara toda en mí y no dejara ni un lugarcito para ese dios despalabrado, le cociné renglones y multipliqué los párrafos e hicimos el amor hasta decir idiomas, y nos quedamos manchándonos de tinta mientras dios nos espiaba por la ventana, porque dios es ateo de mí
dios es ateo de mí, voyeur de su voyeur, dios no puede gozar su carencia de cuerpo y la palabra me golpea con su erre una puerta, y otra puerta, y deshacemos el amor en sus vocales y la recibo en todas sus depravaciones y me moja, dios sufre de ser hijo de su hijo guacho, dios es ateo de mí