CathAsh 25 septiembre, 2013 0
Imaginaos por un momento que nos sirven para comer un enorme solomillo a la pimienta verde acompañado de una buena ración de patatas a lo pobre y cebollitas al caramelo. Sobra decir que a más de uno se le haría la boca agua.
Cosplay del evento
Ahora bien, imaginemos que a la hora de la cena nos sirven la misma exquisitez, y al día siguiente, y al siguiente… Por mucho que nos guste, resulta casi inevitable que terminemos cansados de comer lo mismo.
En el caso de servidor y servidora, al panorama del anime y la cultura japonesa le está ocurriendo exactamente lo mismo.
Cada año nos encontramos con innumerables eventos dedicados al tema en nuestro país. Dos Japan Weekend al año, más un llamado “Chibi Japan Weekend” (Por que al parecer no les llega el presupuesto para tres, solo para dos y medio), un Expomanga en Madrid, un Expocomic en la misma ciudad y donde la invasión de otakus es más que evidente, mas un número infinito de Jornadas y eventos “caseros” dedicados al mundillo. Todo ésto convierte lo que deberían ser dos días mágicos para el interesado, en algo que se acerca peligrosamente a la simple y soporífera rutina.
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Sin embargo, como un niño que no aprende la lección, cientos y cientos de otakus, mangacas, treintañeros virgenes y frikis en general, se han dado cita este 21 y 22 de septiembre, armados con sus cintas de Naruto, sus armaduras de cartón pluma, sus espadas de espuma y sobre todo sus ganas de pasarlo bien. Nosotros, emulando a una Alicia a punto de atravesar la madriguera del conejo blanco con la mente en imágenes de un mundo mágico y lleno de maravillas, nos hemos armado de valor y hemos cruzado el umbral…
… para caer en un mundo que cuanto menos se podría definir de tercermundista.
Lo primero que nos sorprende al llegar a la primera hora de la mañana al recinto ferial son las kilométricas colas, tanto para entrar al recinto como para pagar por una entrada al abusivo precio de 9€. Precio que han inflado con la excusa de haber habilitado tres pabellones para el evento, una excusa hábilmente enmascarada en la mentira y el engaño. Si, seguimos disfrutando de un pabellón principal donde se encuentran los stands comerciales, las exposiciones y los espectáculos como conciertos o debates.
Cosplay del evento
Este año se han habilitado un pabellón más para conferencias, concursos de cosplay, etc y otro con objetivo a animar a la gente a echarle un vistazo al panorama sur coreano, el cual últimamente está golpeando con mucha fuerza en occidente con doramas, música y cine.
Sin embargo, parece que los organizadores creían que no nos íbamos a dar cuenta de que la apertura de distintos pabellones no era mas que para liberar espacio en la Pipa, para evitar colapsos y masificaciones de gente, objetivo que un año más no han cumplido, obligando a los miembros de seguridad a regular las colas y cortando la entrada a los asistentes hasta reducir a los comensales.
Buena parte de ese espacio adquirido ha sido destinada para exposiciones temáticas, tales como Dragon Ball, Saint Seiya, Bleach o Evangelion. Exposiciones que se basaban básicamente en fotocopias de bocetos y diseños enmarcados y en algo de merchandising importado expuesto en vitrinas de cristal… Bueno, en el caso de Saint Seiya no se les han caído los anillos a la hora de colocar dioramas de cartón con figuras de la serie puestas en modo maniquí “escenificando” alguna escena de la famosa serie.
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Obviamente, los videojuegos tienen un papel casi esencial en estos eventos, y en este no iban a ser menos. Una lástima que para llegar a ellos hubiera que recorrer un pasillo que haría llorar de envidia a las mejores películas de terror y donde no había que pedir permiso para jugar a alguno de los títulos allí expuestos a los demás asistentes, sino a los propios organizadores que eran quienes no soltaban el mando ni con agua caliente… Comprensible al saber que la mayor parte de televisores y consolas utilizadas eran de ellos. (Si la organización podía ahorrarse el alquiler de un equipo audiovisual aprovechándose de los colaboradores y voluntarios no iban a desaprovechar la oportunidad).
Nos atrevemos, una vez hecha una exploración general, a echar un vistazo a los stands comerciales. Travesía en la que no tardamos ni diez minutos dada la escasez de espacio que se les ha otorgado. Así mismo, no esperéis encontrar productos exclusivos importados directamente del país del sol naciente. Todo lo que allí encontrarás lo podras comprar en cualquier tienda especializada de la ciudad, en incluso más barato.
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Un detalle que no podemos pasar por alto es la falta de respeto que algunos stands mostraban exponiendo artículos de alto contenido sexual (Almohadas, alfombrillas de ratón, figuras).
A ver como explicas a tu hijo de 6 años la razón por la que una niña dibujada de, aparentemente su edad, impresa en una funda de almohadas y ligerísima de ropa, llora con una expresión entre asustada y con ganas de devorar un helado de su sabor favorito que han presentado justo en primeralínea del susodicho stand donde no verlo es prácticamente imposible. Reconozcámoslo, el hentai y todas sus variantes (Como el lolicon) forma parte de los gustos de la gente que acude a los eventos, pero el hecho de que lo presenten en primera linea de venta no deja de ser un insulto directo al propio evento, que es considerado apto para todas las edades.
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No nos olvidamos tampoco de los eternos comercios asiduos: El puesto de ramen Hacendado (A 4€ el bol de plástico con sabor a algo que se hace pasar por pollo), el de artículos para metaleros, para retros… pero… espera… ¿Qué ha pasado con la tienda de gominolas en la cual, para disfrutar de sus exquisitos productos tenías que pedir un aval al banco? Te hemos echado de menos…
Entre empujones, gritos y mas de un viaje de ida y vuelta de la UVI móvil, de repente nos encontramos en el escenario principal de la Pipa, donde ¡Oh, maravilla!, acaba de empezar su actuación Haru-chan. Una chiquilla con un enorme déficit de atención que un día, creyendose la mismisma Diva de “El quinto Elemento” decidió cambiar sus grabaciones caseras desde su habitación directamente a Youtube y dar el gran salto al escenario, regalándonos un espectáculo que haría que Risto Mejide se tirara desde un campanario… O la obligara a ella a tirarse.
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Después llega el turno de las japonesas Ange-Ange, llegadas directamente de Japón para demostrarnos con gran maestría que se pueden espantar moscas y “cantar” al mismo tiempo. Lamentablemente no consiguieron pasar su propia prueba.
Y al llegar a este punto, una pequeña reflexión: Teniendo en cuenta la calidad (O ausencia de ella) de los invitados a estos numerosos eventos ¿No sería mejor reducir el número de éstos y ahorrarse los cuartos para traer a alguien que realmente despierte interés? En algunos eventos de han sido invitados, desde el reparto completo de Juego de tronos, hasta escritores y dibujantes mundialmente famosos. Aquí en España los otakus tienen que conformarse con dos crías japonesas que creen que bailan, una española que cree que canta y un japones que pone voz a distintos monigotes de animación… No es falta de presupuesto, no nos engañemos.
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Es falta de interés. Incluso los que disfrutamos de eventos similares dedicados a la literatura fantástica (Por poner un ejemplo: El Celsius) hemos disfrutado de la visita de escritores de la talla de George R.R.Martin o Joe Abercrombie. (Amén de grandes escritores de nuestra tierra).
Esta misma falta de interés vuelve a hacer acto de presencia en el esperado concurso de cosplay. Falta de interés por
parte de los organizadores, equipos de sonido, jueces y participantes, viéndose reflejado en retrasos, fallos constantes en sonido y la constante indiferencia de los “Jueces” e incluso de los propios concursantes. Desconozco cual era el premio para el ganador, aunque si era de la misma calidad que el que se llevó un servidor hace 4 años, es comprensible la falta de motividad de éstos…
Cosplay del evento
Hablar del Japan Weekend es hablar de una inminente invasión de carteles de “Abrazos gratis” y demás derivados de escasa originalidad, todos ellos predecesores de un vídeo viral en el que hace años, un hombre de de procedencia americana, regalaba abrazos en plena calle. Una moda bonita y tierna en sus orígenes, pero que hoy en día y en estos eventos, se ha convertido en el método de los frikis para suplicar un poco de roce con el prójimo, a ser posible del sexo opuesto. O quizás un intento desesperado por conseguir amigos. Para aquellos que no necesitamos ni lo uno ni lo otro, no deja de ser una pequeña falta de respeto hacia una frágil dignidad de la que aún presumimos.
No decepciona lo que a largo de lo que dura el evento nos encontramos en lo referente a calidad de cosplay. Eso es, por buscar una descripción rápida: denigrante.
Cosplay del evento
Salvo contadas excepciones, notamos que España es un país donde casi nunca la elaboración de un disfraz llegará a la calidad, seriedad y entusiasmo de la que presumen países como el propio Japón o Estados Unidos. Es más, incluso dentro de nuestro propio país, si bien no llegan al nivel de los países anteriormente mencionados, lugares como Barcelona o incluso Málaga, disfrutan de un nivel notablemente superior al que hemos podido ver en Madrid. A saber si por un mayor grado de entusiasmo y/o medios para ello.
Y es momento de volver a mencionar uno de los pabellones usados para el evento: El Pabellón de Convenciones. Un lugar que, según informaban en la página oficial de la Japan Weekend, estaba destinado a Corea del Sur. ¿O no? Pues resulta, que en el mencionado pabellón no había casi nada para ver. O quizás eso es lo que nos quisieron hacer creer.
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Si bien cierto es, que en la zona del escenario había una continua reproducción de los videoclips de canciones famosas en el ámbito del K-Pop y en las paredes había colgados pósters de cantantes y actores sur coreanos, la cosa no pasaba de ahí.
En el folleto de información indicaba un amplio espacio para stands no comerciales… ¿No comerciales de qué? ¿Regalaban cosas gratis? ¿A que se referían con ello? Pues resulta que lo que allí se encontraba, era la zona donde artesanos y dibujantes exponían y vendían sus productos hechos a mano. Productos de gran calidad y a precios mucho más asequibles que los de los stands de la Pipa. Pagaron por el derecho de colocar su puesto en el lugar (El mismo precio que pagaron los stands comerciales) y no recibieron más que problemas e impedimentos.
La gente no conocía ese pabellón ni lo que allí había. Los pequeños comerciantes del lugar intentaron llamar la atención de la gente ya que en la asociación no se habían preocupado por ello. Pusieron carteles, e incluso repartieron tarjetas por el recinto ferial ¿Resultado? No se sabe quién, arrancó los carteles, y miembros de seguridad, les comunicó de mala manera que no podían realizar ninguna de esas actividades, que volvieran a su zona y se mantuvieran calladitos bajo riesgo de perder la fianza.
Cosplay del evento
No deseaban que llamaran la atención.
La gente que acudía al pabellón lo hacía por casualidad, o tras comprobar que no les permitían el paso al pabellón de la Pipa por aforo completo y se veían obligados a buscar algo que hacer mientras tanto. Y ante el desconocimiento de lo que había en el interior, tal que entraban, salían. A nuestro modo de ver, una auténtica vergüenza.
No hay mucho más que decir… Lo único bueno que podemos destacar a éste evento, es lo que verán aquellos jóvenes frikis llenos de ilusión que acuden al evento por primera o segunda vez. Donde se lo pasan mucho mejor por el hecho de estar con amigos o conocer nueva gente con sus mismas aficiones, que por la organización del evento en sí. Algo que podrían lograr sin necesidad de pagar esos abusivos 9€ que valía la entrada, o entradas anti crisis donde te regalaban películas que ya nadie quiere, e incluso figuras de Mokonas
Cosplay del evento
(Un animalillo de una de las serie de las Clamp) que pertenecían a un conjunto de un juego de ajedrez que hace años se vendían por fascículos para lograr completar un tablero de ajedrez.
Para aquellos que llevamos acudiendo a esta clase de eventos desde hace años y años, el Japan Weekend se resume en un intento más de sacar los cuartos a los aficionados sin dar por ello nada a cambio, un abuso hacia los pequeños comerciantes a los que dejaron marginados en un rincón cual niño castigado, y una agente de seguridad que con sus malos modos se ha ganado cientos de malas menciones en las diferentes redes sociales e incluso vídeos colgados en Youtube. Por no mencionar que en la página del Japan Weekend parecen estar borrando cualquier clase de comentario negativo hacia el evento, ignorando que los indignados no somos solo unos pocos, sino cientos e incluso miles.
Pero como siempre, querrán dar una imagen de que durante el fin de semana todo ha salido fantástico y el evento ha sido un gran éxito.
Todo una gran mentira.
Redactado por:
Catherine Ashmoot y Carlos Montero Fernández