“Everyday it gets just a little bit better”: Ultramundo, número 1, año I.
Publicado el 21 octubre 2010 por Esbilla
Se hizo esperar, hubo problemas técnicos, necesitó mucho esfuerzo y litros de tinta figurada pero ya esta disponible:
No hacen falta muchos rodeos, ya está en los “kioskos” el fanzine Ultramundo y para conseguirlo tenéis distintas opciones: por un lado acudir a la fuente original, es decir el blog madre de Ultramundo donde encontraréis los enlaces (tres, a distintos servidores) y el índice completo de contenidos, por otro buscarla entre la red de blogs y portales amigos que contribuyen a la distribución como satélites y, claro está, cortar y pegar cualquiera de los enlaces que podéis ver en la barra lateral sobre la sugestiva portada del invento.
Mi aportación a este primer, y esperamos que no último número, se circunscribe al universo del spaghetti-western en su variante más o menos cómica, más o menos autorreflexiva y se centra en un par de artículos sobre sendos títulos clave. Por un lado la fundacional y ya legendaria Le llamaban Trinidad, que cuenta con un texto totalmente nuevo y original nunca antes publicado en el universo mundo en el que se trata, no tanto de explicar el “qué” de esta película como el “por qué” de su existencia histórica. Por otro se recicla, matiza y amplía una reseña ya aparecida en el blog a cerca de un film tan inteligente y estimulante como Mi nombre es ninguno que dirigiera el minusvalorado Tonino Valerii bajo los auspicios (y no para bien) del genio Sergio Leone. Este trabajo sobre Valerii nace, además, con afán de prolongación en los siguientes números, así mi intención es que el la segunda entrega aparezcan sus trabajos centrales (y capitales) dentro del género El día de la ira y la muy poco vista La muerte de un presidente, para, en una tercera, cerrar su filmografía eurowestern con Cazador de recompensa y Una razón para vivir y una para morir, alfa y omega, respectivamente de su producción en estos terrenos. Para ello tendrá que funcionar decentemente esta entrega primitiva, tendremos que solventar diversos problemas de intendencia y engrasar mejor la maquinaria, pero, sobre todo, mantener la ilusión.
Fin del parte y minutos musicales. En esta ocasión Guy Clark y su Anyhow, I love you: