La teoría de la evolución, formulada por Charles Darwin, sostiene que las especies evolucionan y cambian a lo largo de los siglos obligadas por la supervivencia. En la práctica, esto significa que a los Mamuts se les cae el pelo y se convierten en elefantes, que los monos se ponen en dos patas, se vuelven cabezones y se convierten en personas y que los tocadiscos encogen, pierden las agujas y los altavoces y se transforman en ipods. La evolución también implica que en el futuro tendremos la cabeza grande como un huevo de avestruz y nos quedaremos calvos a los cinco años. Frente a quien aún sostiene que la teoría de la evolución es simplemente un conjunto de hipótesis todavía no confirmadas, es necesario insistir en que se trata de una teoría probada y que se apoya en toda una serie de materiales que resultarían ininteligibles sin ella. Las pruebas que la confirman proceden de materiales heterogéneos proporcionados por diversas disciplinas, como la paleontología, la biogeografía, la anatomía comparada, la taxonomía, la bioquímica, entre otras.Cuando más hemos evolucionado es en los últimos 10.000 años, debido a las migraciones y al desarrollo de la agricultura. Esto aseguran los investigadores tras analizar el ADN: un 7% de nuestros genes ha evolucionado más rápidamente y de manera diferente en cada parte del mundo. Esto explica por qué los europeos podemos digerir granos de cereal mientras que a bosquimanos y aborígenes australianos una dieta rica en carbohidratos les produce diabetes.En la actualidad, varios miles de años después de la aparición de las primeras civilizaciones, la mayoría de los humanos viven en sociedades de millones de individuos, pero ello ha traído rasgos y/o características sociales muy especiales. Se han acrecentado los fenómenos de la intolerancia, la exclusión, el racismo, el autoritarismo, el poder (dominación) y muchos otros estragos generados por la interacción social que arrastran a la persona a un individualismo que, mientras lo acerca a las comunicaciones mediáticas, lo aísla y aleja del otro, de su prójimo más próximo. En otras palabras, ahora para el ser humano “No se trata de ser bueno, ni siquiera de ser libre: se trata de ser exitoso, de ser competitivo, de lograr estándares y ratings aceptables por el mercado” y en esa dirección, los individuos nos desvalorizamos, perdemos la autoestima e incrementamos la desconfianza con respecto al otro y a los otros. Un ejemplo muy actual, es el generado con el tema de la crisis económica mundial, que más que económica, ha evidenciado una crisis moral mundial, donde el ser humano frente a la adversidad, ha emprendido camino hacia el abandono de una cualidad que poseía desde hace miles de años, cuando aún habitaba en aquellas sociedades “primitivas”, me refiero a una utopía colectiva llamada Solidaridad.Creo que aún no comprendemos la evolución, ni llegaremos a comprenderla plenamente, ya que es una ciencia que se complementa cada día, se nutre de otras y nos demuestra lo equivocados que hemos estado en aspectos como las creencias religiosas. Si preguntas a cualquier persona acerca del tema seguramente que manifestará entenderlo; craso error con el que nos hemos acostumbrado a convivir, ya que evolución hoy día no significa progreso como muchos creen, sólo basta con mirar los cinturones de miseria en el mundo.