Es muy usual oír un argumento parecido al siguiente:
“Creo que el proceso evolutivo es un proceso real que se da por medios naturales, pero que de alguna manera, algún ente superior (Dios) lo dirige y canaliza en cierta forma que no sé ni me imagino. En resumen, pienso que el relato de Adán y Eva es un mito y que el ser humano ha evolucionado a partir de otros seres, pero a la vez no creo que seamos producto de la casualidad o de un proceso ciego.”
Hay muchas personas que opinan de esta forma; incluso muchas de estas personas se encuentran ligadas al ámbito científico. Pero en una declaración de esta índole hay en juego muchos elementos personales y emocionales que sesgan la opinión y la llevan de un punto de vista objetivo basado en hechos y evidencias hacia una opinión muy subjetiva basada en deseos personales y prejuicios socioculturales aprendidos.
Partamos de un error muy común cuando se tratan temas de este tipo: el azar y los procesos ciegos. Al parecer al hablar de un proceso ciego, da la impresión de que nos estamos refiriendo a un proceso netamente aleatorio; sin una guía ni secuencia. Pues veremos que esto es falso.
Un proceso ciego es simplemente un proceso complejo que no tiene objetivos definidos ni dirección predefinida. Ejemplos de procesos de este tipo son la evolución biológica, la deriva continental, la formación de rocas en la corteza terrestre, entre otros. Por otro lado, un proceso aleatorio o al azar es un proceso que ocurre por eventos totalmente impredecibles, sin orden aparente y sin objetivos predeterminados o predefinidos. Ejemplos de procesos aleatorios son las mutaciones, los impactos de meteoritos en la superficie de un planeta, etc.
Como podemos apreciar, en lo único en que se parecen ambos tipos de procesos es en que ninguno tiene metas predeterminadas, lo cual probablemente contribuya sobremanera al error conceptual de confundir uno con otro.
En el caso de la evolución biológica, los componentes aleatorios están presentes (mutación, deriva génica), aunque no son los únicos procesos. También hay mecanismos no aleatorios dentro del complejo proceso evolutivo (la selección natural, que incluye a la selección sexual). La selección natural es un proceso no aleatorio ya que toma la variabilidad existente (generada en su mayor parte de manera aleatoria) para “seleccionar” diferencialmente entre diversas características, las cuales serán transmitidas a las generaciones siguientes siguiendo, en muchos casos, sucesos de apareamiento sexual no aleatorio.
Por lo tanto, cuando nuestro opinante hipotético se refiere a que no cree que los humanos seamos producto del mero azar, en realidad está de acuerdo con todas las demás personas que consideran un proceso evolutivo ciego que no necesita de un ser superior para su funcionamiento.
La evolución guiada, en primera instancia, suena a algo razonable y a la vez conciliador entre paradigmas científicos e ideas religiosas. Sin embargo, bajo su aparente inocencia, subyacen cientos de contradicciones y choques conceptuales, además de incongruencias lógicas e inconsistencias entre lo que se dice y lo que en verdad muestra la naturaleza.
El concepto de evolución guiada suena más que un concepto científico objetivo, a una opinión o hipótesis muy subjetiva como la que planteaba Descartes al plantear la existencia del alma dentro de una cavidad especial del cerebro, o al planteamiento de Freud acerca del homúnculo que controla los sueños de los seres humanos.
La naturaleza nos deleita con hechos asombrosos y con muchos elementos valiosos para nuestro acopio de información científica. Hasta ahora no hay ni rastros de evidencias de la existencia de ningún ser superior, y mucho menos de uno que guíe procesos naturales como la evolución. Sin embargo, el hecho de que la idea de la evolución guiada esté tan extendida, se debe a que incluimos, muchas veces sin querer, elementos culturales y anhelos personales a los conceptos objetivos basados en hechos y evidencias naturales. El antropocentrismo y la sensación de tener un manto protector que cubra nuestros errores y aciertos, son elementos que influyen muchísimo en la construcción de ideas que fusionan ciencia objetiva (dentro de los límites de la objetividad humana, claro está) y anhelos, prejuicios y emociones altamente subjetivas y relativas al opinante u observador.
Hay que tener mucho cuidado al analizar a la naturaleza, para lo cual debemos desprendernos en la medida de lo posible de cosmovisiones limitadas y limitantes que solo nos impedirán apreciar lo maravillosa y compleja que es la naturaleza y sus procesos, así como todo lo que atañe a nuestra propia especie y nuestras características más saltantes y exclusivas.