Una de las principales dudas de aquellas personas que tienen bajo su responsabilidad la dirección de una empresa es el nivel de ambición que deben de imprimir a la misma en la gestión de sus oportunidades; cuestiones como ¿debo ir a todas las oportunidades que se nos presentan? ¿Puedo dar un respiro a mi organización para asentar lo conseguido? , son cada vez más frecuentes dentro de un mundo profesional complejo, donde el concepto de coste de oportunidad y maximización del valor está muy extendido.
Las oportunidades, un concepto evolutivo:Siempre he defendido que las mejores teorías sobre modelos de negocio innovadores se encuentran dentro del libro "La evolución de las especies de Charles Darwin". Las oportunidades nunca surgen de cero, nunca se extinguen: Cuando detectamos una oportunidad, en realidad estamos recibiendo un legado de conocimiento puesto en contexto; cuando la desarrollamos estamos evolucionando dicho conocimiento para que otros lo utilicen. En cierto modo, las oportunidades son como la energía; nunca se destruye, siempre se transforma.
Desde este punto de vista, las oportunidades se van concadenando de forma concurrente. Una oportunidad nos permite evolucionar hasta visualizar la siguiente, ¿Qué sucede si no desarrollamos una oportunidad? ¿Si no la explotamos?: Simplemente rompemos con el hilo de la evolución; la "línea de oportunidad" queda cortada y nuestra organización fuera de la evolución del mercado. Al igual que muchas especies animales que se han detenido en el tiempo o extinguido, nuestra empresa puede quedar fuera de juego.
Si aceptamos esta teoría, deberemos asumir que no somos libres para "no ir a por todas las oportunidades", salvo riesgo de quedarnos relegados.
La velocidad y las amortizaciones:Uno delos aspectos más relevantes del momento de consumo que vivimos es la velocidad conceptual que los consumidores imprimimos a los mercados, seguramente derivada también del concepto anterior de oportunidades concadenadas.
Como consumidores estamos ávidos de novedades; la novedad por la novedad se ha impuesto por encima del valor real. La velocidad de cambio al que sometemos a las empresas, es mayor que la capacidad de amortización que éstas tienen, en consecuencia sometemos a las empresas a un dumping continuo en su cuenta de explotación.
¿Es la velocidad un aspecto negativo?, o más allá de que nos guste ir deprisa, (como la verdad), la velocidad lo que no tiene es remedio.
Nos guste o no, la velocidad ha llegado para quedarse, es urgente que revisemos nuestras estrategias de desarrollo y amortización para los nuevos productos y servicio. Antes hemos comentado que las oportunidades se desarrollan bajo un concepto evolutivo, construyendo constantemente sobre el conocimiento anterior, esto nos puede dar pistas de cómo construir estrategias de desarrollo: Mediante plataformas de conocimiento y amortización, que nos permitan imprimir velocidad conceptual y de cambio a nuestra posición en los mercados, sin morir en el intento. No debemos olvidar que la velocidad es la gran arma estratégica de los segundos.
La velocidad, un concepto de percepción:En ocasiones hemos experimentado que seguridad y velocidad es un tema de percepciones, los efectos de la velocidad no son igual para todos; como tal la percepción se entrena y trabaja.
No hay marcha atrás, sí o sí el mundo y la economía se desplazan muy rápido y la velocidad domina: En el espacio de tiempo donde antes desarrollábamos y lanzábamos un servicio al mercado, hoy la competencia y os consumidores nos obligan a lanzar varios. Aquellas empresas y profesionales formateados para la velocidad son con seguridad los mejor preparados para competir.
¿Cómo imprimir velocidad a nuestras estrategias y los desarrollos derivados? Para ello hemos de reformatear algunos conceptos sobre el lanzamiento de productos y servicios:-Establezcamos líneas evolutivas de conocimiento
-Construyamos sobre plataformas existentes
-Compartamos las oportunidades y su desarrollo con otros. También los beneficios
-El servicio/producto perfecto no existe: No tenemos tiempo para la perfección
-Un producto igual a una necesidad. No sobre especifiquemos
-Lo complejo es caro, lo simple eficiente y suficiente
-No existen necesidades nuevas; existen nuevas formas de atender las necesidades de siempre
-Establezcamos unidades temporales de 3 meses y supeditemos la complejidad a dicha unidad
Al igual que un piloto de carreras redefine sus anclajes de seguridad cuando compite, los gestores de empresa deben de hacer lo mismo con su percepción de velocidad. Establecer nuevos anclajes en base a estos puntos quizás les sea de utilidad.
¡¡Que disfruten de la competición¡¡