Excavando en la historia y la verdad

Publicado el 04 agosto 2010 por Eduardogavin

Como bien apunta Pon en los comentarios del post anterior, el significado de aquellas palabras es esa. Pero parece que, curiosamente el término Oulis u Ouliades, atribuído muchas veces al Solar y Sanador Apolo, era también una palabra de destrucción, de noche, de sanación.En el año 58, en Elea, la ciudad del sur de Italia, de la Magna Grecia, donde nació Parménides, ciudad de origen Focea y, por tanto, tradición Anatolia, se encontraron tres estatuas. Tres estatuas de Oulis, sanadores, médicos, fisicos (en la época el término era ambivalente y difuso, como demuestra el actual physician inglés). Con la particularidad de que estos tres eran llamados también Pholarcos, Guardianes de la madriguera, de la gruta... Volvían las preguntas... en la luminosa Grecia, la fundadora de la filosofía, de la medicina, de la física... los iluminados guardaban qué cuevas? En la época, Pholeias podía describir igualmente un estado de quietud, de catatonia. Qué quiere decir todo esto.Es ahí donde debemos volver a Parménides de Elea. El Ouliades Phisicos... Sería él, igual a estos Ouliades, un guardián? Pues no. Era mucho más que eso.En su poema, Parménides describe su viaje. Un viaje a la oscuridad, a la profundidad del Tártaro en busca de la Justicia y la Verdad, rodeado de las hijas del sol, montadas en carros, acompañado por la música del syrinx, flauta sibilante, homónima del sonido de la serpiente, animal subterráneo, sabio, y símbolo de médicos y farmaceúticos. Así llega a la puerta de las tinieblas. Adonde, como él describe, se encuentran las puertas de los caminos de la noche y el día. Donde la luz, el Sol, Apolo, se sumía en las noches, mezclándose con lo oscuro, para resurgir al día siguiente. Si alguien quería alcanzar al dios, debía hacerlo cuando era accesible, cuando se encontraba además con toda la sabiduría de la profundidad.Cuando la diosa recibe a Parménides, el nombre con que lo llama es "Kouros", el joven, el imberbe, el que se inicia. El que, como las estatuas del mismo nombre, se encuentra púber, desnudo y en posición expectante, pero con la pierna izquierda adelantada, adentrándose, avanzando.Pues es la manera de llamar a un iniciado, aún ignorante que avanza en la oscuridad hacia la sabiduría. No es la muerte lo que lleva a Parménides al infierno. Es la muerte antes de la muerte, buscada y encontrada por su sabiduría y su rito. El rito anatolio y griego de hallar la curación de los males profundos. Adentrarse en una gruta, guiados por un Pholarchos, un Oulis y yacer, de preferencia en el momento del amanecer, y durante días en completo silencio y quietud. Como se suponía que los dioses y los héroes vivían. Y mediante su quietud, abrir la puerta que separa nuestro mundo visual del mundo superior y oculto donde se encuentra la sabiduría, la verdad y la justicia. Todo con el sonido del syrinx, en un rito de semihipnosis, de catatonia, semejante a los conocidos en Oriente Medio y la India, que acercaba al individuo a su curación, a su iluminación desde lo oscuro, lo oculto. Tal proceso se llama, Incubación. Y, efectivamente, liga los ritos griegos a todos los de su vecindad inmediata y universal. Recoloca a la Grecia antigua en el mundo.Es de esperar esto de uno de los padres, si no el padre mismo, de la filosofía occidental? No, no lo es. La cuestión es que, el único testimonio además de su escrito es el testimonio que Platón hace del encuentro de Sócrates con Parménides y su discípulo Zenon.Y Platón es conocido por su intención de que Atenas primase, de que su escuela primase y de que su teoría e historia primasen.Podía ser Parménides un Ouliades, un Pholarchos? Insisto, probablemente era mucho más. En las excavaciones de Elea (Velia) se encontraron dataciones que contaban el tiempo desde la muerte de Parménides. Él fue fisico, médico, general, gobernador de su ciudad y, probablemente, sacerdote, por así decir, del culto de Apolo, buscador de la verdad oculta. Padre de lo que después sería la Ciencia y también la Alquimia. Preguntaba en el post anterior muchos por qués. Para muchos de ellos no existe respuesta. Es esa la belleza de la época que más me gusta tratar, y es donde reside la belleza y la utilidad de un libro recientemente publicado por la siruelense Atalanta.