Excrusión al embalse de Los Barrios de Luna

Publicado el 07 octubre 2012 por Isi

Tras el Camino de Santiago se queda uno con ganas de más, así que entonces mi padre y yo decidimos retomar nuestras excursiones de sederismo, que tanto nos gustaban y que, por unas cosas y por otras, habíamos dejado de lado. Son excursiones organizadas, con guías y autobús, generalmente por alguna zona del norte de la provincia de León, aunque también hemos hecho algunas muy chulas por Asturias.

Luna: el valle sumergido

La primera de la temporada ha sido en el embalse de Luna. Como ha sido un verano tan seco (y el otoño está viniendo también muy seco), prácticamente todo el embalse está vacío, así que la idea de esta excursión era visitar el fondo del pantano y uno de los pueblos que quedaron sumergidos en él y que no podemos ver durante el resto del año.

Así que cogimos las zapatillas y la mochila, y allá fuimos.

El autobús pasó Los barrios de Luna y nos dejó cerca de la zona del embalse que todavía tiene agua, aunque se puede apreciar que tampoco está a rebosar, por supuesto.

Hacía un mañana fría, con mucho viento y nubes, pero afortuanadamente no llovió durante nuestra pequeña excursión.

Poco a poco nos alejamos de la zona inundada y pudimos ver que el resto del embalse está completamente seco, con tan solo el río Luna discurriendo por el centro, con un caudal bastante pequeño, tratando de llevar el agua poquito a poco…

Seguimos rodeando el embalse hasta que nos encontramos con un pequeño arroyo y fuimos siguiendo su curso, cruzándolo un par de veces y probando nuestro equilibrio sobre las resbaladizas piedras que sobresalen en el fondo, ideales para caerse y meter un pie, sino ambos, en ese agua tan fresquita . He de decir que, milagrosamente, no me caí y no tuve que comprobar si el goretex de las botas funciona de verdad.

Y siguiendo el arroyo, llegamos a uno de los pueblos sumergidos: Lagüelles. Ya se ve que solo quedan las paredes de las casas y el campanario de la iglesia que, por cierto, queda emergido y se ve aún cuando el embalse está lleno de agua, indicando el sitio donde una vez estuvo el pueblo.

Fue allí donde hicimos la parada reglamentaria para el bocadillo, resguardados en lo que pudo ser el patio de una vivienda, apoyados contra el muro y disfrutando del sol, que en ese momento decidió salir.

Proseguimos nuestro camino, esta vez por el fondo del embalse. Como se puede ver, es una extensión de terreno algo húmeda donde ha crecido la vegetación durante estos meses. Incluso nos encontramos rebaños de vacas pastando allí mismo, ajenos a las variaciones del paisaje, sin saber que esas praderas desaparecerán bajo el agua dentro de algunas semanas.

También se observan las antiguas particiones de los terrenos de los que fueran habitantes de Lagüelles.

Y, siguiendo esta vez el curso del río Luna, terminamos nuestra excursión.

Fue muy cortita, poco más de 10 km, pero muy interesante. Nunca se me había ocurrido que se podían visitar estos pueblos sumergidos; ha sido una excursión bonita, en el centro del embalse y rodeados por las montañas… Incluso encontramos varias rocas con fósiles, y una mandíbula de lo que pudo ser un jabalí. Muy completito, vamos.

Ya os enseñaré cuáles serán las siguientes rutas, que sospecho que dentro de algunas semanas van a ser preciosas con la nieve (y agotadoras, claro).