La báscula. Tan temida y a la vez deseada Un aparato aparentemente insignificante que tiene el poder de ponernos una etiqueta y no sólo eso, de hacernos sentir bien o mal según el numerito resultante sea igual, más alto o más bajo que el del último día que decidimos subir.
Pero, exactamente, ¿qué estamos buscando cuando nos pesamos? Depende. Depende de si estamos conformes con nuestro cuerpo, de si nos gustaría estar más delgados, o de si por el contrario, creemos que necesitamos pesar un poco más. Cuando subimos a la báscula todos queremos una confirmación o una respuesta, queremos comprobar por ejemplo que, efectivamente, el verano nos ha hecho ganar unos quilitos. Otras veces nos obsesionamos con un número y lo que pretendemos es confirmar día tras día que no nos movemos ni un gramo arriba ni un gramo abajo de este peso, para nosotros, ideal.
Hay personas que incluso varían su estado de ánimo en función de la cifra que salga esa mañana en el aparato. Si he perdido peso empezaré el día con la autoestima bien alta pero si por desgracia la báscula me da lo que para mí es una mala noticia, eso me puede afectar desde en la ropa que escojo para salir a la calle hasta en la energía que pongo en la reunión que me espera en el trabajo. A veces, incluso, el peso nos puede hacer sentir más o menos valiosos como personas.
Pero en realidad, ¿podemos decir que existe un peso ideal? La respuesta es no, el peso ideal no existe, es mucho más adecuado hablar de peso saludable. Vamos a ver qué queremos decir con este concepto:
– El peso saludable no es un número absoluto e inalterable que nos acompañará toda la vida. El peso saludable es un rango en el que nos podemos mover a lo largo de los años y que depende de muchos factores. Algunos de estos factores pueden ser la edad, el nivel de actividad que tengamos, el momento vital en el que nos encontramos, nuestro estado de salud y otros aspectos que van variando a lo largo de nuestra vida. Obsesionarnos en mantener un peso exacto puede generar rigidez, ansiedad y frustración, ya que es prácticamente imposible que el peso se mantenga igual durante toda la vida.
– El peso saludable es diferente para cada persona. Aunque existen índices que nos permiten orientarnos sobre el peso que nos correspondería por altura, como por ejemplo el índice de masa corporal (IMC), debemos tener en cuenta que estas herramientas sólo nos dan un valor orientativo, pero que en ningún caso es definitivo ni nos lo tenemos que tomar al pie de la letra.
– El peso saludable es el que tiene nuestro cuerpo cuando está sano y sigue una alimentación equilibrada. No es ni más alto ni más bajo, ni corresponde necesariamente a una figura más o menos delgada. Una persona puede estar sana pesando pocos kilos o no estarlo en absoluto. Del mismo modo que una persona con unos kilos por encima de lo que marcan sus estándares puede estar completamente sana y otra con el mismo peso puede no estar siguiendo una alimentación adecuada.
Así pues, la clave está en la salud. Una persona que cuida su salud intentará comer de forma equilibrada, cuidará su cuerpo y también su mente. Debemos huir de dietas estrictas que lo único que harán es forzar a nuestro cuerpo a mantenerse en un peso que no es el suyo, sino el peso que nos marcan ciertas creencias o estándares. Si nos esforzamos por querer mantener un peso que no es nuestro, nuestra vida se convertirá en una batalla con la báscula y la comida. Además, como ya vimos en un artículo anterior, el exceso de preocupación por nuestro peso puede favorecer su aumento.
Guardemos pues la báscula en el armario y dediquemos nuestros esfuerzos a aprender a cuidarnos comiendo de forma saludable. De esta manera nuestro peso se estabilizará y nos podremos permitir comer de todo, ser flexibles e incluso tener ciertos caprichos, ya que si tenemos salud nuestro cuerpo siempre tenderá a volver a su peso “ideal”.