¿Existe la libertad en España?

Publicado el 18 junio 2015 por Antonio Fernández Reyes @tonyfdezryes
         Todo ser humano tiene acceso a tres tipos de libertades. En primer lugar está la libertad más común, la que se ejerce desde una interpretación de los sentidos, el sujeto proyectado en el objeto, el materialismo científico, los consumistas, el imperialismo económico, una “libertad material” que nos permite intentar saciar los apetitos del primer nivel de la Pirámide de Maslow.
     Sin embargo, intentar la felicidad mediante la satisfacción de los sentidos como aboga el sistema capitalista, es llevar a la humanidad a una muerte por implosión, como se puede intuir ante los tambores de guerra de un inminente colapso financiero global de incalculables consecuencias para toda persona que no esté preparada psicológicamente para la era post-capitalista.
     El capitalismo deja un reguero de miles de personas suicidadas de las cuales no hay ni rastro en las noticias de unas televisiones al servicio de la oligarquía plutocrática. ¿Acaso tenemos libertad los españoles cuando le meten tres años de cárcel a personas por protestar cuando los asesinos de cuello blanco como Blesa, después de saquear los bolsillos de los españoles, se pasea libremente cachondeándose como en su día lo hizo el cacique Fabra? Dime tú que lees estas líneas si hay libertad y justicia en España. Que se lo pregunten a los defenestrados Baltasar Garzón y Elpidio Silva. ¡Estamos en estado de guerra intelectual!
     En España, hubo pan y circo desde la transición para que el pueblo estuviera acallado ideológicamente, por eso se cargaron al comunismo durante la transición. Pero poco después, fue el propio Felipe González quien ha traicionado la conciencia socialista de mis padres, gentes de campo, sin estudios, que confiaban en un joven líder que prometía libertad a los “currantes”.
     Sí. Llegó la “libertad”, siendo más europeos; sometiendo nuestra soberanía económica y política a la Troika, permitiendo que nos cambien el artículo 135 de la Constitución con alevosía y nocturnidad, vaya, una masacre por goleada de los ricos a los pobres, una lucha de clases todavía en juego donde los de arriba han sabido jugar sus cartas mediante la ingeniería social y mental para dominar un pueblo hasta encarcelarlo en la caverna platónica. Ahí nos ha llevado la “libertad material”.       Los poderes fácticos saben lo que se hacen pues controlan, no sólo los recursos naturales para tener bajo control el primer nivel de la Pirámide de Maslow, sino que dominan la ciencia, la información y la educación. No les interesa que el pueblo piense por sí mismo, razón por la cual quitan la filosofía de las escuelas. El depredador capitalismo aniquila no sólo a la biosfera sino también a la noosfera (ciudadanía).       La realidad material es una ilusión como lo acreditan los últimos avances científicos desde las neurociencias. Por tanto, la única realidad por la que hay que luchar verdaderamente es por la libertad de ideas y, en occidente, la idea dominante es el “pensamiento único neoliberal”. “¿Qué es el pensamiento único? La traducción a términos ideológicos de pretensión universal de los intereses de un conjunto de fuerzas económicas, en especial las del capital internacional”- Ignacio Ramonet. Según su opinión, el  economicismo neoliberal se había erigido en el único pensamiento aceptable, monopolizando todos los foros académicos e intelectuales.
     Por tanto, después de esta sinopsis acerca de la “libertad material”, es conveniente convenir que la verdadera libertad es la “libertad de pensamiento”, mediante la cual cada persona, como proponía la modernidad, podía ser libre para dar un sentido a su vida. ¿Libre? ¿Hay alguna asignatura que trate sobre libertad introspectiva en el sistema académico, hay escuelas libres y activas que permitan el empoderamiento de las personas en libertad y con conocimiento de causa? ¿Alguien es capaz de poner orden en el caos de este convulso momento pensativo de la humanidad? Para ello, inexorablemente, se hace necesaria una profunda reflexión de la humanidad desde la sapiencia y no desde la dominación del pensamiento y el conocimiento por poderes fácticos como lo demuestra el espionaje de la NSA estadounidense.
     La humanidad sufre una esclavitud en toda regla en manos de una plutocracia que, tras destruir la biosfera, quiere hacer lo mismo con la noosfera. De facto ya vivimos en la “sociedad de la ignorancia” (la caverna platónica), solo que ahora se está produciendo un progresivo despertar de la conciencia individual hacia la colectiva, un proceso de autopoiesis de la razón hacia el espíritu. También es una trascendencia psicológica y cognitiva en el sentido alegórico del Mito de la Caverna de Platón.
     El materialismo científico ha fracasado en su pretensión de describir la verdad, como lo acredita la mecánica cuántica: no hay verdad en el objeto, la verdad está en el sujeto que puede modificar su realidad conociendo ancestrales leyes de la filosofía perenne, que está obviada por el pensamiento occidental. El cogito cartesiano ha fracasado en su viaje hacia el materialismo. Ahora debe mirar, inexorablemente, hacia el “nosotros” kantiano, magníficamente formulado en su imperativo categórico. La humanidad se halla en un tránsito holístico hacia una nueva conciencia, como argumenta soberbiamente Carter Phipps en su obra “Revolucionarios”.
     Y esa nueva conciencia, imperativamente, obliga a todo sujeto cognoscente aprehender la lección que el capitalismo nos está dando: hay que dejar de mirar el mundo exterior para descubrir un mundo interior lleno de posibilidades cuánticas, como acredita Felix Toran en su obra “La mente cuántica”.
      La cuestión anteriormente propuesta es la introspección presente en la filosofía perenne y que hay que recuperar. El pensamiento único neoliberal es una dictadura del ego plutocrático que utiliza la información, el conocimiento, la educación, los gobiernos y los ciudadanos para exclusivos fines egoístas y de dominación. El genuino pensamiento que debería defender a la humanidad, está secuestrado por instituciones pretendidamente “democráticas” (Troika, BCE, CE, FMI, Banco Mundial, Club de Bilderberg, gobiernos, bipartidismos, justicia sodomizada, etcétera), como evidencia la demanda de una nueva conciencia por el 15M y demás movimientos sociales que aunque en última instancia pudieron estar manipulados, no cabe duda que la llama la encendió la plebe. 
      LLama surgida por un sentir generalizado de ciudadanos (noosfera) que están aprendiendo a salir del caos pensativo mediante el proceso de autopoiesis para alcanzar un nuevo estado de mayor organización mediante la gestión de la “libertad intelectual” y no ya desde la exclusiva “libertad material”. Dicho en términos paradigmáticos, es un generalizado despertar de la conciencia desde el racionalismo pragmático antes explicado hacia un racionalismo espiritual, desde el ego hacia el nosotros, desde lo material a lo ideal, desde el materialismo científico a los “místicos cuánticos”, desde la filosofía tradicional que ha dominado occidente a la filosofía transpersonal.      Se hace necesario otro tipo de educación, “La educación cuántica”, que propone un nuevo paradigma de conocimiento que permitiría rediseñar el actual sistema educativo, en contraposición a la visión mecanicista, industrial y positivista de la escolarización tradicional. El proceso de autopoiesis es imparable, y esto no pueden verlo los que todavía viven abducidos por el hedor de un salvaje capitalismo que fragmenta el ego y lo disocia de la colectividad.
      La noosfera está en marcha: el “yo” (ego) está despertando paulatinamente y, como la oruga se transforma en mariposa, de ese “yo” surge holísticamente un espíritu colectivo o “nosotros” kantiano. Es un cambio de paradigma que se da tanto en las estructuras sociales como psicológicas. Es una renovada conciencia presente en aquellas personas que aúnan la racionalidad con la genuina espiritualidad, hasta ahora ambas presas, respectivamente, de los poderes fácticos y de los dogmas religiosos.
     La humanidad se halla ante un segundo renacimiento donde el ego se redirige desde el materialismo al idealismo. La noosfera está sufriendo el cambio de paradigma desde el racionalismo pragmático al racionalismo espiritual.  
     Si nos quitan la filosofía de la enseñanza,  es para evitar que el pueblo piense por sí mismo de un modo colectivo, y les importa un carajo el valor añadido de las ciencias y las humanidades, sino que el objetivo es ejercer la dominación ideológica desde una postura plutocrática.
     Si no denunciamos esta tropelía  de la sapiencia colectiva, de la filosofía y de la educación, entonces verdaderamente habremos entrado en el Nuevo Orden Mundial que nos conduce a un incipiente transhumanismo del sujeto cognoscente hacia el hombre-máquina.      La verdadera guerra ideológica es que la educación está subyugada a la burguesía y la Iglesia, ambas sostenidas por el materialismo científico. Es una lucha en el mundo de las ideas, como ya proponía Platón. 
     Todo ello es imperceptible por los demagogos. La demagogia de la “élite”, consistente, en apelar a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas del ciudadano para ganar apoyo popular, es una propaganda retórica que ha sido sentenciada a muerte en las pasadas elecciones europeas.
     Imperceptiblemente todavía para muchos defensores de un viejo sistema moribundo que se desangra con dolor y sufrimiento, la razón está conectando con el espíritu. Contra eso, la “élite” no puede hacer nada.
“Quien esconde por miedo su opinión, y como un crimen la oculta en el fondo del pecho, y con su ocultación favorece a los tiranos, es tan cobarde como el que en lo recio del combate vuelve grupas y abandona la lanza al enemigo.” ―José Martí.