Existe una colina de cruces en Lituania

Por Martineznotte Alejandro Martínez Notte @martineznotte

El nacimiento de la colina de cruces

El origen de esta colina se remonta al periodo en el que fue fundada la ciudad, en el año 1236. En ese entonces la principal preocupación del pueblo era defenderse de los constantes ataques de los caballeros Teutónicos. En un intento por revertir esta conquista el pueblo comenzó a llevar a la colina las primeras cruces, manifiesto de la fe católica que comenzó a hacerse cada vez más presente en el país.

Más tarde, en el siglo XIX, Rusia se apoderó de Lituania en una conquista que desencadenó un centenar de batallas. Los familiares de los soldados lituanos no tenían sitio donde enterrar los cuerpos de sus seres queridos y eligieron esta colina como un cementerio simbólico en su honor.

Símbolo de libertad

Durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial Lituania comienzó a manifestar su latente deseo de libertad y uno de los símbolos que comandó la revolución fue la colina, el sitio donde descansan miles de soldados que dieron su vida por la nación.

En un intento por destruir este lugar sagrado, los rusos pretendieron quemar la colina que en ese entonces ya contenía más de 400 cruces. Los soldados rusos incluso llegaron a utilizarla como basural para sus deshechos, pero cada mañana los habitantes de la región limpiaban el terreno y el número de cruces ascendía día a día.

Con la caída del comunismo la colina recobró la paz y la tranquilidad que la caracterizaba desde sus comienzos y se convirtió en un centro de peregrinaje muy concurrido por los fieles.

Un insólito destino turístico

Se estima que el número de cruces en la actualidad llega a los 100.000 ejemplares. Con la llegada de turistas de todas partes del mundo se fueron sumando también rosarios, estatuas y objetos religiosos de todo tipo, como puede apreciarse en las imágenes de Sergio Morchon.

Lo que comenzó siendo un santuario de la nación se convirtió de a poco en un referente del catolicismo y símbolo de la lucha y la libertad de un pueblo que nunca se dio por vencido.

La imagen de portada pertenece a Graham Hodgson.