Arduo y más allá de los límites de este humilde blog sería lanzarse a la elaboración de una antología de canciones que tengan en la luna su central protagonista. Por ello, prefiero ceñir el territorio a la lista del Top 40 de la revista Billboard durante los últimos 50 años,* explorando exclusivamente las grabaciones que en Estados Unidos tuvieron relevancia y que, aun de rebote, han llegado hasta acá. La relación no es, con todo, absoluta, pero sí deja constancia de que si no es de queso, la luna sigue siendo para muchos un territorio donde, tal vez para vencer la ausencia de fuerza de gravedad, el suelo está inundado de miel.
Exploración por el Top 40
En la lista de éxitos la luna no ha sido totalmente llena. Periodos largos han pasado en que no parece haber inspirado a intérpretes ni autores, por lo que este pretendido recuento de 50 años de éxitos propiamente comienza en 1951, cuando el seminal Les Paul, en compañía no más que de su guitarra, de un primitivo pero efectivo sistema de remezcla de grabaciones y de la cantante Mary Ford, llegó al primer lugar con su "How High The Moon", que Gloria Gaynor volvería popular en la segunda mitad de los setenta. La letra, por sí sola, ya pone de manifiesto el uso común de aquel satélite: "En algún lugar hay música/ qué lejos se oye la tonada./ En algún lugar está el paraíso./ Qué alta está la luna./ No hay luna arriba/ cuando el amor está lejos,/ pero se vuelve real/ cuando tú me amas como yo a ti...". Ese mismo año, la muy modosita Debbie Reynolds, en compañía de Carleton Carpenter, exploró otra acepción romántica de la luna —exactamente la primera noche nupcial— con la desenfadada "Aba daba Honeymoon", colmada de frases del tipo "Ab-a dab-a dab-a dab-a dab-a dab-a dab/ dijo el monito al chango/ Bab-a dab-a dab-a dab-a dab-a dab-a dab dijo el simio al chimpancé..." (huelga decir que tanta dab-a dab-a significaba "te quiero"). Confiando en la mala memoria del mercado, Bing y Gary Crosby (padre e hijo) remataron ese año el tema lunar con "Moonlight Bay", que en 1912 había sido un gran éxito para The American Quartet y que en sus voces llegó al decimocuarto sitio. ¿El tema? Un marino navega de noche, escucha a su conciencia que le reclama haber robado el corazón de una chica inocente y se debate entonces entre el marcharse o quedarse a refrendar su amor.
En 1953 la única en alcanzar un sitio entre los primeros 40 fue "No Moon At All", a cargo de The Ames Brothers with Les Brown, que comienza como reporte metereológico en una charla que apenas inicia y se convierte en confesión para pedirle un beso a la persona con quien se hace tertulia. Un vigésimo primer lugar para esta innovación no estuvo mal.
El año siguiente trajo también tres éxitos satelitales: "In the Chapel in the Moonlight", con Kitty Kallen (posición 4), de corte religioso; "The Honeymoon’s Over"con Betty Hutton y Tennessee Ernie Ford (recordado por sus "16 Tons"), quienes llegaron hasta el sitio 16 con un drama sobre el fin del amor y la inminencia del divorcio (sin nunca pronunciar tal palabra), y en el lugar 24 la instrumental "Moonlight and Roses (Bring Memories of You)" con The Three Suns.
En 1956 apareció el primer álbum de Elvis Presley que en el territorio lunar portaba dos temas: "Blue Moon of Kentucky" y "Blue Moon". Sin embargo, ninguno escaló el Top 40 y tuvo que esperar hasta su tercer LP, de ese mismo año, con "When my Blue Moon Turns to Gold Again". La canción, que abordaba el cambio en el color del satélite tan pronto la mujer amada volviera a brazos de El Rey, llegó al sitio 19. El tercer sitio lo tuvo Frankie Laine con "Moonlight Gambler", pieza country sobre un tipo que juega con el amor y pierde y gana sin que su corazón se melle. Y el número dos fue para la azucarada Patti Page con "Allegheny Moon ", que pide a la luna su luz para encontrar el romance con el que vivirá feliz para siempre.
Dos años se mantuvo oculta la luna y fue hasta 1961 que reemergió curiosamente con voces negras. La primera posición fue para The Marcels con "Blue Moon" (tema ya aplaudido con anterioridad), donde el abandonado lamenta su condición. El tercer puesto en ese año lo tuvieron The Capris con "There’s A Moon Out Tonight", que volvía al tema del corazón robado a una chica a manos de un bandido romántico, mientras que Jerry Butler se amparaba en "Moon River" (original de Johnny Mercer y Henry Mancini, que en voz de Andy Williams sonó en la versión fílmica de Breakfast in Tiffany’s), que hacía del brillo lunar un puente para cruzar de un mundo sin esperanzas a uno colmado de lujos.
Pese a las loas hacia el programa espacial, la década de los sesenta no fue pródiga en cantos lunares. Fue hasta 1964 que la palabra se hizo popular con "In the Misty Moonlight", interpretada por Jerry Wallace que alcanzó un decimonoveno sitio (mejor que el 46 que la misma pieza logró en voz de Dean Martin en 1967). Lo original de la composición radicó en que el amante, insuflado de temeridad, le dice a su amada que al lado de ella podrá estar en cualquier sitio por agreste que éste sea (aun bajo una luna brumosa).
Al año siguiente, The Bachelors volvían tras la huella de "Chapel in the Moonlight" (colocada en el sitio 32), mientras que el proteico e irónico Jonathan King advertía que "Everyone’s Gone To The Moon". Y por lo menos el mercado se lo creyó tanto como para impulsarlo al puesto 17 de las listas, desde donde cantaba: "Las calles están atiborradas/ todos los caminos antes solitarios están llenos./ Las casa ya no son hogares,/ la iglesia está colmada de gente que canta desentonada./ Todos se están yendo a la luna".
La decadencia del amor lunático
Parece que al momento en que Armstrong colocó su pie en la Luna el mito se acabó. Aquel satélite no tenía vida, no tenía oídos para ser confesor de nadie, no era plateada ni dorada. Podría decirse que para no pocos compositores la ciencia se había impuesto a la contemplación romántica, pues las canciones alusivas comenzaron a decrecer de manera alarmante.
En 1971, el bucólico Cat Stevens ya le hallaba otras virtudes en "Moonshadow" (sitio 30 en el Top 40): "Estoy siendo seguido por una sombra lunar/ (...) Y si pierdo mis ojos/ si mis colores se marchitan/ no tendré que llorar nunca más...".
Un año después, en el puesto 13, King Harvest colocó "Dancing in the Moonlight", que tendía un puente entre un tema digno de Gene Kelly y las nacientes discotecas. Hacia 1976, en pleno ascenso del punk, Starbuck se convertía en "maravilla de un solo éxito" con "Moonlight Feels Right", que aún se escucha en cierta estación radiofónica dedicada a la nostalgia.
La crisis en el cielo nocturno de los compositores se hizo evidente en los ochenta y la siguiente década. Hacia 1982, Bob Seger & The Silver Bullet Band lograron un segundo puesto con "Shame on the Moon", que señalaba que los hombres —como licántropos— olvidan las promesas de amor al dar la medianoche. En 1984, Dennys DeYoung llegó al décimo lugar con "Desert Moon", que instalaba la agreste topografía en terreno accesible por ferrocarril. Los menos torturados ingleses de Duran Duran alcanzaron el décimo puesto con "New Moon on Monday", que, como curiosidad, presentaba a Simon LeBon balbuceando en español "la luuuna".
La lista y este breve recuento concluyen con un gran salto hasta 1993, cuando R.E.M. pone "Man On The Moon" en la posición 30 de las listas. Sintomáticamente, la letra de la canción parece apuntar a la crisis de credibilidad ante todo lo que ayer enorgullecía a los más jóvenes. La luna no es romántica y, asegura Michel Stipe, ni siquiera ha sido conquistada: "Mott the Hoople y el juego de la vida. Sí, sí.../ Andy Kaufman en un partido de vencidas. Sí, sí.../ Monopolio, veintiuno, fichas y ajedrez. Sí, sí.../ Si crees que de verdad pusieron un hombre en la luna/ entonces nada está bien".
*Esta nota apareció en 1999 en el periódico La Crónica de hoy. Luego fue rescatada por CacaoRock en la red.