Valentía, decisión y determinación son tres de las cualidades que necesita un equipo inferior en sus cuentas económicas y jugadores para competirle un partido a otro superior. Más si cabe si su rival se trata de uno de los más poderosos de Europa. Así que la actuación del Blancos de Rueda Valladolid en Vistalegre resultó tremendamente meritoria, pues puso en problemas al Madrid con su quinteto inicial –el banquillo sólo aportó 13 puntos–. Los visitantes llegaron 71-65 por debajo a 8m 52s. Una situación incómoda que el conjunto blanco solucionó con un parcial final de 20-6 o, para ser más contundentes, ¡de 14-0 en 1m 17s! con la participación de Almond, el debutante del día. Calificado como el anti-Mickeal, el nuevo fichaje de Messina completó un partido muy interesante con 14 puntos y 3/4 en triples que contribuyeron al fantástico 18/29 que presentó su equipo, vencedor por 91-71.
No era una cita cualquiera para el Madrid, obligado a ganar por el triunfo del Caja Laboral ante el Ayuda en Acción Fuenlabrada. Escapado el Barça, el conjunto blanco pretende asegurarse el segundo puesto con el grupo de Ivanovic, al que recibirá en dos semanas y contra el que perdió con claridad en Vitoria por 80-62 y al que superó en la Copa por 50-78. Por eso se esperaba un Madrid contundente desde el inicio y la candidez y limitaciones que ofreció ante un Blancos de Rueda Valladolid que se presentó compacto, descarado para llevar las manijas del partido, trabajarse canastas sencillas e ir sumando triples sin parar, algo inédito para el equipo que menos lanza desde más allá de 6’25 de la competición (7/9 al descanso). Puntería al margen, los visitantes sabían cómo desquebrajar a la defensa local, incapaz de frenar a cada uno de los integrantes del quinteto inicial de los visitantes: Diego García (16) penetraba con precisión, Battle (14) dominaba la pintura, Dumas, el tempo del partido y Van Lacke (12) y Báez (ocho) también aportaron los puntos para que el Blancos de Ruedas Valladolid alcanzase su mayor renta (22-28 a los 11m 05s).
Los cromos
Garbajosa, especialista este curso en protagonizar grandes inicios para ir perdiendo papel e importancia conforme pasa el encuentro, y Llull (17 puntos) eran los únicos que funcionaban en los visitantes. Tampoco lo consiguió al principio Almond, la última incorporación de un Madrid que cambia de jugadores como de cromos y que durante el año ha llegado a tener en nómina a 21 jugadores. La reacción del Madrid llegó curiosamente de la muñeca de Kaukenas (11 puntos), el jugador que iba a ser dado de baja –o cortado directamente– por el fichaje de Almond. Los problemas de espalda de Hansen le dieron una nueva oportunidad al lituano, que metió tres triples en el segundo cuarto, cerrado por un apretado 47-45. Un marcador exquisito, puro recital ofensivo en el que había dos apellidos por encima del resto: Llull, con 14 puntos 4/5 en tiros de tres, y Battle, con 11 tantos y cuatro rebotes. El Madrid anotó un 6/8 en triples en ese cuarto.
Continuó la igualdad en el tercer cuarto hasta que el Madrid hizo un parcial de 14-0 (69-57 a los 28m 40s). Un revés que no desanimó a los visitantes, capaces de replicar con un 0-7 (71-65 a los 8m 52s). Ése fue el límite del conjunto de Fisac y el inicio de un final fabuloso (y más lógico) del Madrid, con Lavrinovic (17 puntos) como actor principal. Conseguir el segundo puesto es el objetivo inmediato de Messina.