Expansión y auge del terrorismo

Publicado el 21 noviembre 2014 por Gsnotaftershave @GSnotaftershave

Nueva York, 11 de Septiembre de 2001. Madrid, 11 de Marzo de 2004. Londres, 7 de Julio de 2005. Todo el mundo lo recuerda. Caos, horror, incertidumbre. Cuando una piensa en estas fechas hay un mínimo común múltiple: terrorismo. Y cuando una piensa en terrorismo su cabeza se va casi de modo automático a estos días.

Imagen de archivo de un grupo de activistas de Boko Haram, en Nigeria. (GTRES)

El Institute for Economics and Peace (IEP) elabora un informe sobre el Índice de Terrorismo Global con el objetivo de tener una visión de grupos, atentados y víctimas terroristas en todo el mundo para entender mejor cuáles son sus raíces y qué produce su metástasis. Desde el atentado a las torres gemelas, con Al-Qaeda demostrando al mundo que su primera potencia no era impenetrable como pensábamos, con grupos como el Estado Islámico sembrando el pánico en Siria e Irak o Boko Haram en Nigeria, esta visión ofrecida por el IEP es más necesaria que nunca.

Según revela el informe, los índices de pobreza o los niveles de escolarización de un país no tienen relación directa con la aparición de terrorismo. Los tres factores principales que sí que están relacionados con terrorismo son (1) hostilidades sociales entre diferentes grupos étnicos, religiosos y lingüísticos, (2) medidas de represión por parte del estado como el abuso de derechos humanos o violencia extra-judicial y (3) otras formas de violencia como crimen organizado y protestas violentas.

Algunos países que podrían subir en la lista del impacto del terrorismo en los próximos años son Angola, Bangladesh, Burundi, República Centro Africana, Costa de Marfil, Etiopia, Irán, Israel, Mali, México, Myanmar, Sri Lanka o Uganda.

Terrorismo en cifras

En los últimos trece años el número de ataques terroristas en todo el mundo ha aumentado hasta convertirse en un fenómeno global. Sin embargo, a pesar de ser percibido como una de las grandes amenazas de nuestra época, sigue siendo un fenómeno relativamente pequeño en comparación con el número de homicidios, por ejemplo -437.000 en 2013-. El mismo año, 17.958 personas fueron asesinadas en ataques terroristas, lo que supone un aumento del 61% respecto el año anterior y el blanco u objetivo más común son ciudadanos de a pie, civiles inocentes.

Otro dato interesante que destaca el informe es que el 82% de estas muertes ocurrieron en solo 5 países: Irak, Afganistán, Pakistán, Nigeria y Siria. En el último caso, Siria, el auge del terrorismo es un resultado directo de la Guerra civil existente desde 2011, pues en los dos años anteriores al inicio de la guerra, no se registró ningún ataque.

Irak, país invadido en 2003 en una “guerra” ilegal por la coalición liderada por Estados Unidos, encabeza la lista de países más impactados por el terrorismo. En 2013 se produjeron en el país árabe 2.492 ataques que terminaron con la vida de 6.362 personas.

Milicianos chiies sostienen una bandera del grupo Estado Islamico en Bagdad. (GTRES) / Archivo

“El terrorismo no surge porque sí; si se identifican los factores asociados con este, se pueden implementar políticas a largo plazo para mejorar el entorno subyacente que alimenta al terrorismo”, dice Steve Killelea en el informe. Según los datos, desde los sesenta un 83% de las organizaciones terroristas que han terminado lo han hecho por vigilancia policial o  politización mientras que solo un 7% lo hicieron por una intervención militar.

Del informe se desprende, como señalan algunos expertos, que la manera en la que hoy se aborda la lucha contra el terrorismo debe cambiar de estrategia. Pensar a largo plazo y no a corto plazo, entender la morfología y el modus operandi, sospesar si una intervención es la mejor opción o no. Al final quien paga las consecuencias son las víctimas.

*Por si alguno se pregunta qué entiende esta organización por terrorismo cuando realiza el informe esta es la definición en la que se basan: la amenaza o uso ilegal de la fuerza y la violencia por un actor no estatal para obtener un objetivo político, económico, religioso o social a través del miedo, la coerción o la intimidación.