Tras el estreno el pasado viernes de Expediente Warren: El caso Enfield no podía esperar en escaparme al cine el mismo día para disfrutar de la nueva producción de James Wan. Con ello me gustaría compartir ahora mi opinión sobre el nuevo caso que nos presentan.
Argumento:
Nos trasladamos a otro de los casos supuestamente reales de los Warren. Esta vez se encuentran en una nueva casa donde una niña experimenta extraños acontecimientos. Durante la investigación, los Warren toparán de nuevo con presencias demoníacas.
Crítica:
Volvemos a encontrarnos con el estilo característico de James Wan, esa necesidad de acompañar a los personajes con cámara en movimiento y la introducción de recurridos planos subjetivos que alimentan y dan vida a las escenas. Este tipo de planos permite al espectador experimentar los acontecimientos como si estuvieran dentro de la pantalla, nos acerca a las sensaciones del protagonista y fácilmente nos hace sentir más tensión.
El buen uso de los seguimientos de cámara y presentar los espacios una y otra vez nos ayuda a situarnos y conocer perfectamente las localizaciones hasta tal punto que al final sabemos recorrer toda la casa donde ocurren los casos de memoria. Conocemos las estancias, el recorrido para llegar a las mismas e incluso los detalles de cada una de ellas. Esto permite situar constantemente al espectador en el contexto además de ayudar a transmitir la incomodidad de la situación que se experimenta en la escena de forma prácticamente como si lo estuviéramos viviendo.
Hay que comentar que en este caso hay un pequeño toque de intentar recurrir a los sustos fáciles ya muy vistos en otras producciones que recurren a esto para que al menos la película tenga algo de interés pero en este caso se mezclan muy bien con el propio estilo de Wan sin dejar de lado la atmósfera a la que nos tiene acostumbrados.
Un caso mucho más atractivo que el primero bajo mi punto de vista y unos actores bien definidos en su papel. Increíble el traspaso y la importancia que en este caso se le da a la relación de amor entre los Warren, un sustento que enriquece a la producción y que nos tiene expectantes desde que se nos presenta al inicio del film. Nos sorprenderá cómo el final resta importancia a la resolución del caso (deshaciéndose del demonio que ha perturbado a la familia) y centrándose en esta historia de amor y superaciones personales a la que antes hacía referencia, una apuesta inteligente pro parte de Wan a mi parecer para reforzar las emociones al final de la producción.
Por lo tanto y, sin duda un nuevo caso muy intrigante basado en hechos reales del que por supuesto voy a investigar más.
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