En primer lugar dejar claro que el que mejor conoce a un grupo es su entrenador y aquellas personas que están en el día a día de los jugadores y por ello todas las decisiones tomadas irán en consecuencia a esa rutina de trabajo. Digo esto porque a continuación mostraré mi disconformidad con una serie de decisiones, que en cualquier caso simplemente son una opinión personal, no siendo mejores ni peores.
A veces me pasa, seguro que como a muchos de vosotros, que me gustaría estar en la cabeza de un entrenador para entender las decisiones que toma y su porqué. La última vez que me ocurrió fue el pasado martes durante el partido de vuelta entre el FC Barcelona y el PSG.
Comencemos por un repaso rápido por el partido de ida. El PSG ahogó al Barça, literalmente, ahogó. No le dejó respirar en los 94′ de partido. Un servidor creía impensable aguantar ese ritmo de juego más allá del minuto 70 pero no fue así, también ayudado por un conjunto blaugrana irreconocible más que en el juego en intensidad. Yo siempre digo que cuando las cosas con balón no salen como quieres... aprieta los dientes y ponte el mono de trabajo.
Eso no llegó y el resultado fue el que fue. Hasta la fecha Emery solo había cosechado una victoria frente a los culés en más de dos decenas de partidos. En la mayoría de ellos el planteamiento había sido muy conservador, protegiendo siempre más su propia portería que atacar la rival y no se sabía que podría deparar esta eliminatoria. Emery salió con el bloque alto, agresivo, muy agresivo y con una presión alta casi perfecta. Las transiciones ataque defensa eran coordinadas y ahí murió el Barça que sin opción a un segundo pase cómodo que aclarara la situación cavó su propia tumba. El resultado ya se conoce. La eliminatoria parecía sentenciada.
El partido de vuelta parecía un mero trámite salvo por los pequeños esfuerzos desde can Barça por creer en una remontada. Para que esta tuviera lugar deberían darse tres factores. En primer lugar que a los blaugranas les saliera todo de cara, el partido perfecto en todas las facetas y contextos del juego. Segundo que el PSG tuviera la "torrija" del año... o del siglo y por último, esa pizca de suerte en la que un servidor no cree, pero que se puede ver reflejada en penaltis, expulsiones tempraneras que condicionan un partido, acciones rocambolescas... Las tres tuvieron lugar.
El Barça saltó al campo mentalizado de lo que tenía que hacer, sabedor de que cualquier mínimo error le condenaría a una batalla efímera. El que no conocía esto debía ser Unai. Si el partido de ida fue un repaso táctico del vasco, tras la vuelta debería ir al colegio de entrenadores y entregar el carnet porque con todo el respeto del mundo más que mérito del FC Barcelona, a mi parecer fue más demérito de los franceses.
Y aquí es cuando me gustaría estar dentro del técnico parisino, el momento de preparar el partido, de visualizarlo, de imaginar lo que va a ocurrir y tener un plan "B" por si algo falla. Lo que más me cuesta entender es porque, si tras endosarle un 4-0 buscándolos arriba, con una presión asfixiante y cerrando los pasillos centrales para evitar salida limpia, tres semanas más tarde decides regalarles 50 metros de campo. Cincuenta metros que no se los regalas al Socuéllamos de Arriba, con todos los respetos, se los das al FC Barcelona. Les dejas que poco a poco se vayan metiendo en el partido, tocando, llegando, generando ocasiones.
Ya se que es muy fácil hablar a toro pasado diréis, pero nada más comenzar el encuentro se lo comentaba a un colega. Si el Barça está a gusto y se gusta puede remontar. No fue el partido por excelencia en cuanto a juego, pero no hacía falta, llegaba con ser insistente, generoso con el compañero, la calidad individual haría el resto. Yo, y repito, yo, volvería a buscarles arriba, que no se metieran en el partido, que vieran la portería a 80-90 metros y no a 40-50 como fue el caso.
Con una presión alta bien ejecutada, no vas a robar tantos balones como errores forzarás en el rival y eso, merma mucho más psicológicamente. Echar balones por la línea de banda, regalarle un balón en largo al rival, como jugador recuerdo que era mucho más desquiciante. Por otro lado, el Barça de esta temporada no es tan fluido como antaño, comete errores en la salida de balón, errores que deberían penalizarle sabiendo la calidad del rival. Y por último me sorprende buscar un partido a la contra cuando tu mejor jugador para ello está en el banquillo.
Lo que acabo de decir es cómo hubiera yo planteado el encuentro, no que sea un planteamiento mejor, pero fue lo que resultó en la ida, ¿por qué cambiarlo? La clave a mi entender estuvo en el gol tan tempranero. Si el Barça tuviera que meter tres goles en lugar de cuatro para remontar a nadie le hubiera parecido tan descabellado, y los blaugranas se encontraron con eso, aún estaban atándose los cordones y escuchando las últimas consignas del entrenador cuando el marcador se puso 1-0.
Se puede perder 5-0, 6-1 o incluso 6-0 frente al todopoderoso Barça, pero no se puede perder sabiendo que tu rival tiene que hacerte esa cantidad de goles. Me cuesta entenderlo, y como entrenador me encantaría diseccionar el cerebro de Unai Emery para comprender sus decisiones, un Unai al que admiro por su trabajo, constancia y al que sus resultados han puesto donde otros no llegaremos nunca.
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