MI LUCHA (24 DE ENERO DE 2016)
Es como si nunca se hubiesen ido. 14 años separan este primer episodio de la décima temporada de los Expedientes X del último de la novena entrega. Pero parece que no hubiera pasado el tiempo. Chris Carter, padre de los agentes Mulder y Scully escribe y dirige la vuelta de una serie sin la que probablemente no existirían hoy Perdidos (2004) o por supuesto, Fringe (2008). Si habéis visto la temporadas clásicas (1993) -ya podemos empezar hablar en términos trekkies- recordaréis que había dos tipos de historias. En unas, los agentes del FBI se ocupaban de un caso aislado, del "monstruo de la semana". Algunos de esos capítulos son auténticas obras maestras. Pero lo que de verdad enganchaba a la serie era el otro tipo de relatos, que tenían continuidad y formaban parte de una trama mayor, que desarrollaba una mitología propia de OVNIS, abducciones y conspiraciones gubernamentales. Carter reincide aquí en esta mitología, la actualiza con lo ocurrido tras el 11-S y decide volver al origen de todo, a Roswell 1947, aprovechándose, eso sí, de unos efectos especiales digitales mucho mejores que los de antaño. La sensación al ver este capítulo es que Chris Carter se ha quedado todo este tiempo atrapado por su propia creación, al igual que Mulder sigue torturándose con las mismas preguntas sin respuesta. Esto, en algún momento de este episodio, juega en contra: el argumento se mueve en círculos alrededor de la misma cuestión de siempre. ¿Quién está detrás de la conspiración?