Experiencia en Belchite

Por Gaep


Belchite fue para mi muy importante, fue mi puesta de largo en sitios  y pueblos marcados. Llegamos al atardecer de un día caluroso de Junio. Veníamos por una carretera vieja, gastada, monótona, y por cierto, bastante larga. En mitad del camino se abrió una puerta del coche, seguramente seria por los baches y que no estuviera bien cerrada , pero el clima ya se cambio un poco, junto a una curva que después de 6 o 7 km de recta estuvo a punto de dejar nuestra suerte unida a los antiguos pobladores de aquellas tierras. De repente, su silueta imponente y recortada en un atardecer rojo primaveral, una imagen q no olvidare nunca, una belleza melancólica y siniestra . Allí estábamos, contemplando alucinados las ruinas de Belchite el viejo. Fue una explosión de emociones, alegría por conseguir una meta, angustia, aprensión... Nos quedamos unos segundos paralizados, sintiendo emociones indescriptibles. Nos miramos preguntándonos con la mirada si ambos escuchábamos lo mismo, y por la sonrisa q se dibujo en nuestras caras así fue, de la nada empezamos a escuchar avionetas y los llantos de una niña . Y  hay empezó nuestra pequeña odisea.
El paseo por Belchite de noche es sobrecojedor, yo personalmente me sentí transportada a otro lugar en el que había mucho dolor, miedo y mucha tristeza . Al acercamos a la iglesia, el ruido de bombardeos y avionetas era constante, había oído que se grababan sonidos similares, lo que no esperábamos era, escucharlos y grabarlos. Dentro de la iglesia mientras se grababa y se hacían fotos, parecía q ahí fuera se estava llevando una guerra, cuando estas dentro de la iglesia es como si te quisieran explicar lo que paso allí. Recorriendo el pueblo a la la luz de las linternas, te das cuenta que no hay nada que de mas miedo, que lo que es capaz de hacer el ser humano. Aunque al rededor se escucharan pasos, lamentos, bombas, avionetas... todo ceso cuando llegamos al monumento de todos los que perdieron la vida allí. Imponía el silencio que había allí, no se movía ni una hoja, ni un susurro, hasta el viento respetaba el descanso eterno de esas victimas. Salimos con mucho respeto y en total silencio.

Llego la hora de dormir y nos fuimos a pasar la noche en la iglesia, fue increíble, ruidos, golpes... notas las presencias, una experiencia inolvidable. Al amanecer decidimos conocer el pueblo a la luz del día, q nos mostrara su belleza desolada y descarnada. El pueblo de día es totalmente diferente, pero muy especial. En la iglesia se sigue respirando el mismo halo fantasmagórico, y el pueblo a la luz te cuenta otra historia diferente, pero las dos marcadas por el miedo, el dolor y mucho sufrimiento. Pase miedo, dolor, pena, pero hay que vivirlo, volvería a pasear por sus calles desoladas y hermosas.

Me despido con un tributo a Belchite que según cuentan dejó el último poblador de este, hoy pueblo fantasma, en la puerta de su iglesia:
PUEBLO VIEJO DE BELCHITE YA NO TE RONDAN ZAGALES YA NO SE OIRÁN LAS JOTAS QUE CANTABAN NUESTROS PADRES.
Dark Lady    
Fotografía:M.A. Calahorro para AEP