El día de hoy una amiga del colegio colocó en el muro del Facebook una iniciativa muy bonita, que es poner dentro de las loncheras de sus niños unos mensajes cariñosos. Estos niños podrían leer mensajes como: Te quiero, No olvides que Yo pienso en ti, etc. Me encantó esta idea,y aquí Yo me encuentro escribiendo al respecto. Gracias Chio!
Ella me hizo recordar mi niñez. Alguno de estos recuerdos tienen que ver con detalles que mis padres tenían para conmigo. Tal vez el recuerdo más lejano que tengo, es el de estar sobre los hombros de mi padre caminando por la calle en dirección a la panadería. Me veo muy alta y sintiendo el ritmo de los pasos de mi padre. ¡De pronto siento el vértigo de estar cayendo! Mi padre en ese momento estaba bajando de sus hombros.
Es un recuerdo muy íntimo que decidí compartir con ustedes, mis lectores, mis acompañantes desde hace un tiempo. ¿Y que intento conseguir con este post? Yo deseo compartir una lección aprendida hace muchos años: Cuando niños lo que nosotros más recordamos de nuestros padres son los detalles, del día a día. Aquellos detalles que nos permitían acercarnos más a ellos.
Cada uno de nosotros tiene su propia forma de relacionarse con sus hijos. Todos tenemos nuestros propios códigos de comunicación. Yo imagino que tiene que ver con temas culturales o comportamientos aprendidos. Así como aprendemos a caminar por primera vez, también podemos aprender a usar ideas sutiles para dejar en la memoria de nuestros pequeños el amor inmenso que les tenemos. Los dejo como siempre con una reflexión:
Y Tú ¿Tienes algún detalle para con tu hijo?