Una edición más ha pasado ya del Festival de Málaga y van 18. Tras mi primera experiencia en la edición de 2011, este año he vuelto, aunque con un enfoque algo distinto: menos alfombra roja y glamour, y más jornadas y encuentros sobre la industria del cine.
He asistido a la conferencia de FAPAE, a las jornadas sobre CineArte, a ver los nuevos proyectos avalados por la Fundación AVA, no me he perdido la lectura de candidaturas de los Premios Platino ni la firma de un acuerdo histórico entre una empresa española y una entidad francesa para financiar proyectos audiovisuales. Hasta he tenido hueco para aprender sobre el mundo de la animación, donde, por cierto, había pocas mujeres...
Este año no me interesaban los modelitos de los actores o los horarios del photocall, sino sumergirme en lo que le interesa a la industria. ¿Cómo está de verdad el cine español? ¿Cómo va la digitalización de los cines? ¿Es verdad que la financiación de las películas ha descendido? ¿Y qué pasa con la industria de la animación?
Ha sido una forma diferente de acercarse al festival porque muchos de estos eventos ni siquiera aparecían en la programación oficial, ya que el público suele tener poco o ningún interés en ellos, pero es que todo esto también es cine. Sí, a veces ha sido difícil para una iniciada como yo que no tenía ni idea de lo que era el 2k o el DCP y que no sabía que ya no hay 35mm, pero ahora sé que hay plataformas de cine bajo demanda, que se están rodando series en Málaga con participación hollywoodiense o que a Antonio de la Torre lo llamaban "El Málaga" en la Facultad.
Pero esto último es porque me dio tiempo a pasar por la rueda de prensa en la que el actor recogía el Premio Málaga Sur de esta edición del festival. Y me voy a quedar con su filosofía de vida: la de tener ganas siempre de hacer cosas nuevas.
Puedes leer mi paso por el festival en www.cineytele.com