Esta idea siempre me ha llamado la atención. La leí por primera vez en los libros de Elaine St. James, que escribía sobre simplicidad en los años noventa. Se limitaba a los colores neutros. Después de leer eso, limité mi ropa al negro, lo cual no fue buena idea, porque simplemente no me queda vestirme de negro cerrado. Después he leído sobre Diana Vreeland, una columnista famosa, que tenía un apartamento todo de rojo. Y Karim Rashid, uno de mis diseñadores industriales favoritos, usa ropa sólo blanca y rosada.
He implementado la paleta limitada sólo al viajar: me llevo ropa que combine toda entre si. Y no llevaba la idea a mi vida normal porque no lograba decidir cuáles colores. Hasta que me di cuenta que la ropa que más me gustaba tenían colores en común. En este momento tengo los siguientes: negro, blanco, gris, marrón, rosado, fucsia, verde aqua y azul marino.
Esta es la paleta de mi guardarropa para este experimento
El experimento tiene las siguientes normas:
- No voy a desechar ropa que no entre dentro de las paletas. Y no voy a dejar de usarla. Sólo voy a dejar de adquirir ropa nueva que no sea de los colores de mi paleta.
- Mi paleta es: ROSADO (que va del rosadito más claro al fucsia), NEGRO (que va desde negro petróleo a gris claro), BLANCO y MARRON (que incluye desde marrón oscuro hasta el beige más claro).
- La tela de blue jean no se cuenta como color añadido. Es una pieza demasiada básica para contar (claro que yo hago las reglas, jejeje)
- Los zapatos y carteras también se regirán por las reglas. Los accesorios pueden ser la única excepción para añadir otros colores.
Ya les comentaré en unos meses cómo me va. Cómo logro comprar ropa con las reglas (o no) y si ayuda o molesta tanto minimizar los colores.
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